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Chapter 120 - 4

Ella no puso resistencia, a pesar de al principio haber estado llorando tanto. Me permitió adueñarme por completo de su cuerpo y descargar estas ganas que estaba sintiendo por dentro.

—Tenemos que limpiar este desastre, doctora. Sería muy malo para ti que descubran el cuerpo de tu esposo aquí. Ayúdame a desaparecerlo.

—Pero ¿Qué haremos?

—Preparar un delicioso platillo juntos, doctora. Tengo mucha hambre, pero la carne cruda solamente, no me quitará el hambre. Hace mucho tiempo no me alimento adecuadamente, y ya que tenemos tanta carne, no se puede desperdiciar. Además de que será más fácil desaparecerlo así. ¿Me ayudará a cocinar? — luego de unos instantes en silencio, asiente brevemente con la cabeza.

—Te ayudaré, Caden.

Esa noche abandonamos la casa y dejamos todo limpio e impecable. Tenía en mente visitar mi antigua casa con tal de buscar a mi hija. No sé si permanezca allí, pero no pierdo nada dándome una vuelta. La doctora me trajo a vivir con ella a una casa a las afueras de la ciudad, es cómoda, pero muy extravagante para mi gusto.

—Esa casa es lo único que me queda de mi Suzy. Es lo más cercano que podré estar de ella y de mi hija. Tienes que ayudarme a encontrar a mi princesa, doctora. Yo necesito encontrarla y traerla conmigo.

—Es arriesgado, Caden.

—Tu actitud me está haciendo enfadar— me acerco a ella y retrocede —. Ni tú ni nadie puede impedirme que busque a mi hija.

—Yo no quiero impedirlo, lo que quiero impedir es de que vayas a tu antigua casa. No hay nada que buscar allí. Ese será el primer lugar en que la policía irá a buscarte.

—Me llevarás y no se discute— la miro molesto y baja la cabeza. Ha estado negándose, y estoy seguro que la razón es porque no quiere que encuentre a mi hija, pero no importa lo que ella diga, la encontraré.

—Está bien.

Al día siguiente, durante la noche fuimos hacia la casa y me percato de que había luces encendidas, asumo que ella debía estar dentro. Las ganas de verla eran más que el temor a ser encontrado. Liam deja el auto estacionado en la otra calle y entramos por el patio trasero, para mí sorpresa, la ventana de la cocina estaba abierta y por ahí logramos tener acceso. Escucho la voz de un hombre y agarro el primer cuchillo que encuentro en la cocina. Estaba atento, pensé que podía ser un policía y por eso me asomo para asegurarme, pero lo que veo no me agrada para nada. Había un desconocido abrazando a mi hija y eso me causó un sabor amargo. Me acerco a ellos y levanto el cuchillo, cuando ella lo empuja evitando que pueda atacarlo.

—¡Papá! — grita metiéndose en medio—. No le hagas nada él. Todo está bien.

Ella ya no era una niña, su estatura era un poco más baja a la mía. De rostro lucía prácticamente igual a Suzy. Cuánto quisiera que estuviera aquí para ver en la mujer que se ha convertido nuestra princesa. Una especie de tristeza invade mi pecho, tal vez se trataba de la emoción al verla de nuevo. Lágrimas descienden por mis mejillas al tenerla tan de cerca y ella estaba de la misma manera. La felicidad y la emoción me embauca por completo, a tal grado, de dejar caer el cuchillo y abrazarla contra mi pecho.

—Papá, ¿estás bien?

—Mi princesa— recuesto mi cabeza sobre la de ella—. Mi niña— escuchar su llanto no me ayuda a calmarme.

Estuvimos así por un largo tiempo, hasta que retrocede y se percata de la presencia de Liam.

—¿Quién es ella, papá?

—Es la doctora que me ayudó a escapar de donde estaba.

—Vamos a otra parte, papá— mira a ese hombre, quien estaba asustado en una esquina—. Quédate aquí, Kevin. Luego te explico lo que sucede.

Lo miro serio antes de caminar con mi hija a la habitación.

—No puedo creer que estés vivo, papá. No sabes cuánto deseaba volver a verte.

—Perdóname por no haberte buscado antes. Fue difícil estar encerrado en ese lugar por tanto tiempo. Creí que no podría salir nunca, pero aquí estoy. Perdóname por haberte dejado sola. Sé que has debido pasar por mucho, pero te prometo que no volverá a ocurrir. No volveré a dejarte, mi pequeña— acaricio su suave mejilla—. No sabes cuánta falta me hacías.

—No sabes cómo te he extrañado, papá. No vuelvas a dejarme nunca más.

—No lo haré. Perdóname por no haber defendido a tu mamá. Si hubiera evitado que ella cometiera esa torpeza, nada de esto hubiera ocurrido. ¿Crees que puedas perdonarme?

—No pensemos en eso, papá. Lo importante es que estás bien, que te tengo conmigo— me abraza de nuevo, pero esta vez mucho más fuerte.

—Pequeña, ¿Quién es ese tipo, y por qué te estaba abrazando de esa forma tan cariñosa?

—Es mi novio.

—¿Tú qué? — la ira se me sube a la cabeza.

—Es una larga historia, pero luego te contaré. Ahora dime, ¿Por qué no mataste a esa doctora? ¿Por qué la dejaste viva, y por qué la trajiste contigo?

—Me ayudó.

—¿Y eso qué?

—Me ha servido de mucho, y supongo que debía pagarle de alguna manera.

—¿No me digas que te gusta?

—¿Cómo crees, pequeña?

—¿Acaso estás queriendo reemplazar a mamá? — su pregunta me incomoda, pero la situación no es como ella cree.

—No, princesa. Jamás podría reemplazar a Suzy. Tú más que nadie sabes que yo a quien amo es a tu mamá. Ella solo fue una herramienta para poder salir de ese lugar. Nunca podría verla como una mujer.

—¿Me estás diciendo que la estabas utilizando, papá?

—Sí, ¿Para qué más podría quererla? Es ilusa, testaruda y ni siquiera hace las cosas que le digo. Nunca podría fijarme en alguien como ella.

—Eso es una buena noticia. Entonces ¿Por qué no preparamos una deliciosa cena de bienvenida con ella? — su risa me contagia.

—Mi niña es toda una glotona— aprieto su mejilla, y sonrío.

—¿Qué dices, papá? ¿La incluimos?

La puerta se abre repentinamente, cortando por completo con el ambiente y nuestra conversación, vemos entrar a Liam con un cuchillo en la mano y me señala directamente a mí.

—¡Tú no puedes dejarme! Prefiero matarme antes de que me abandones, Caden— lleva el cuchillo a su cuello, mientras lágrimas brotaban de sus ojos sin cesar.

¿Así que nos estuvo escuchando? Qué mujer tan interesante. Tapo la mitad de mi cara y rio como hace mucho no lo hacía, algo que contagia inmediatamente a mi niña también.

—Como se nota que eres doctora. Eres muy interesante, pero usar la psicología no es algo que le funcione o vaya a tono con este momento— suelto.

—Nunca había conocido a alguien tan patética. ¿Esa es tu forma de obligar a un hombre a quedarse contigo? ¿Por qué no nos haces el favor y nos facilitas las cosas? Procura moverla un poco hacia tu derecha, acercarla más a tu piel hasta que sientas el frío de ella y de un corte rápido, te aseguro que lograrás tu objetivo— miro a la doctora y realmente la acerca —. Permíteme ayudarte, será un placer— agarro el brazo de Emily antes de que logre acercarse a Liam.

—Déjanos a solas, pequeña— le pido.

—¿Qué? ¿Acaso estás evitando que lo haga, papá?

—Hablaremos de eso con calma luego, ahora permíteme hablar con la doctora a solas, muñeca.

Mi niña la mira molesta, pasa por su lado dándole un empujón y cierra la puerta.

—¿Dónde está esa mujer inteligente que me gustaba? — cuestiono curioso.

—Eres un mentiroso, Caden. Jamás te gusté, solo me veías como una herramienta para salir de ese lugar. Me ilusionaste, para ahora tirarme como un trapo sucio a un lado— he sido descubierto muy pronto.

—¿Cómo crees que sería capaz de eso, doctora? Me siento ofendido. ¿Me ve cara de ser tan cruel? Jamás le haría daño a una mujer tan linda como tú— camino lentamente hacia ella y me sigue con la mirada.

—¡Mentiroso!

—¿Realmente te gusto mucho?

—¿No te lo he demostrado lo suficiente?

—Aún no, y con esto que estás haciendo, solo me demuestras que no te importo, porque si lo hiciera, no tratarías de dejarme solo. Yo aún necesito de ti, doctora.

—¿Lo ves? Solo necesitas de mi. ¿Qué más necesitas que no te haya dado, Caden? — grita, y agarro sus dos manos, apartando el cuchillo de su cuello.

—Uy, que peligro. Una linda mujer como tú, no debería usar este cuchillo, a no ser que vaya a cocinar algo delicioso para mí.

—Suéltame, Caden.

—No— la empujo contra la pared y acerco el cuchillo a su cuello, mientras veo como abre sus ojos asustada—. ¿Por qué luces asustada? ¿No lo tenías aquí hace un momento? Dicen que con la comida no se juega pero, por alguna razón, es divertido jugar contigo.

—¿Vas a matarme?

—No, pero voy a lastimarte de una forma que, nunca más, volverás a amenazarme con tu vida— muevo el cuchillo para poder acercarme a su cuello y percibir su dulce perfume. El hambre no tarda en aparecer. Respiro en su cuello y su cuerpo se vuelve a tensar—. Si te mueves demás puedes cortarte tu misma, y sería desafortunado que me dejes sin probarte— bajo a su hombro y lo miro deseoso—. Dijiste que harías lo que fuera por mí, ¿Cierto?

—Sí, Caden.

—¿Soportarías el dolor por mi?

—Lo haría.

—Es una buena respuesta, pero muy contradictoria para haber tomado la decisión de poner un cuchillo en tu cuello hace un momento— muerdo fuertemente una pequeña parte de su hombro y ella se queja.

El cuchillo estaba tan cerca a su cuello que, al moverse, sin querer la corto un poco. Su sabor si era irresistible, no tanto como el de Suzy, pero si me producía la misma apetencia. Su camisa no tarda en pintarse de su sangre. Mientras saboreo ese apetecible y dulce sabor, observo la humedad de sus mejillas, algo que considero sumamente entretenido y excitante. Me había parecido extraño el que no hubiera gritado tan fuerte, pero lo comprendo todo al momento de mirarla. Mordía su labio tan fuerte que, un poco de sangre bajaba de el. Suelto el cuchillo y coloco mi mano alrededor de su cuello. Aunque deseo y debo matarla, algo me lo impide, y es que aún necesito de ella.

—Aquí estamos solos— lamo sus labios mientras la miro fijamente—. Sellamos nuestro amor, doctora.

Tiempo después, salimos de la habitación en busca de mi hija, pero no la encontramos en la sala.

—¿Dónde se metió mi hija? — la luz estaba apagada y la enciendo.

—Supongo que salió, o tal vez está en su cuarto.

Subimos las escaleras y escuchamos unos gemidos; la rabia e impotencia me obliga a acercarme a la puerta con intenciones de tirarla abajo de ser necesario.

—Debes dejarla, Caden.

—¿Cómo se atreve ese infeliz a poner sus sucias manos en mi hija?

—Tu hija es una mujer adulta. No puedes simplemente interferir en su vida o decisiones.

—Yo hago lo que se me dé la gana. Sal de mi camino.

—Debo evitar que hagas una tontería de la cual, probablemente, te arrepientas luego.

—¿Estás queriendo evitar que le dé su merecido a ese infeliz? ¿Quién te crees que eres, estúpida? — la empujo, cuando mi hija abre la puerta. Estaba vistiendo solo una camisa blanca que, claramente debía ser de ese infeliz. Su cuello tenía varias mordidas y eso terminó de hervir mi sangre. ¿Cómo se atreve?

—Papá…

—¡Quiero que salga ese infeliz ahora! — alzo la voz.

—¿Qué hace ella todavía aquí? — pregunta Emily al ver a Liam.

—No cambies el tema, Emily. Espero no estés tratando de defenderlo.

—No te alteres, papá. Todo está bien ya.

—Mírate. ¿Qué estás esperando para ponerte ropa?

Ese tipo sale de la habitación y se detiene al lado de ella.

—Los presentaré formalmente; Kevin, él es Caden, mi papá.

—Es un placer conocerlo, señor— extiende su mano, y obviamente no se la doy.

—¡Te largas de aquí, antes de que te corte en mil pedazos!

—En vez de estar discutiendo entre nosotros, deberíamos hacer algo divertido juntos— añade mi hija—. Debemos asegurarnos de que no te encuentren, papá. Este lugar no es seguro para ti. Minutos antes de que llegaras vino un oficial y no creo que tarde en regresar. Es una sorpresa que nos dio la vida, en darnos en bandeja de plata a esa persona que tanto daño nos hizo— su comentario me genera intriga.

—¿De quién estás hablando, pequeña?

—El Oficial que mató a mamá. Lo tengo en la palma de la mano, solo tenemos que atraparlo y hacerle vivir una pesadilla. ¿No te gustaría vengar la muerte de mamá? Es nuestra oportunidad. Tengo un plan en mente, que estoy segura que te va a encantar, papi— ¿Así que ese maldito está cerca? No puedo esperar a tenerlo frente a frente.