—¿Qué has hecho, imbécil? — esto realmente no está pasando, ¿Verdad? —. No, no debe estar pasando. ¿Qué demonios hago ahora? Está la policía ahí fuera— él debía morirse, pero no ahora—. Escogiste el peor momento para hacerlo— esto debía hacerlo yo, no él—. ¿Qué demonios has hecho? — mi pecho se sentía oprimido, no sabía qué debía hacer. Por mi mente nunca se cruzó que algo así ocurriría. Ni siquiera pensé que tendría la valentía de hacer algo así—. Debo hacer algo, debo sacarte de aquí y llevarte al hospital. Claro, no puedo dejar que mi mascota se muera, ¿Verdad? — claro, eso debo hacer.
—Emily— me encaró tan de repente, que me puse nerviosa—, ¿Por qué luces tan afligida y asustada? ¿No deberías estar feliz? — acarició mi mejilla con su mano izquierda—. No tengas miedo, todo va a estar bien ahora.
—Cállate y déjame pensar, maldito.
—¿Me creerías si te digo una vez más que te amo?
—¿Eso es algún tipo de despedida? No vas a morir, idiota. Te sacaré de aquí y te llevaré al hospital— quise caminar y él me sujetó por la cintura.
—No te vayas— recostó su cabeza de mi hombro y se quejó.
—¿Así que quieres liberarte de mi y por eso acabas de cometer esa estupidez? Eres muy idiota, ¿Sabías? — reí—. No hay forma de que permita que me dejes sola— levantó la cabeza y por su debilidad tambaleó, traté de sujetarlo y él se aferró a mi fingiendo un abrazo, pero la maniobra lo hizo acribillarme contra la pared—. Eres un maldito torpe— escuché el suspiro que soltó y traté de tener contacto visual con él. Me miró fijamente por un instante al estar tan cerca y esbozó una sonrisa, la cual me dejó atónita por unos mínimos segundos. Su mano presionó mi boca con rapidez, haciendo que no tuviera tiempo de reaccionar. El desgarrante dolor y ardor que pude sentir en el costado derecho de mi abdomen, me hizo dejar escapar un chillido en sorpresa. Nunca había experimentado un dolor igual, la presión me hacía sentir como si mis órganos fueran a ser expulsados por la herida. Mis piernas perdieron la fuerza y una debilidad me invadió. Mi cuerpo podía percibirlo extraño y sudoroso—. Esto fue un golpe muy bajo— murmuré y Kevin se mantuvo quieto—. Ni siquiera el sexo es tan doloroso— musité.
—¿Realmente creíste que iba a permitir que te salieras con la tuya, Emily? — su voz se escuchaba ronca y débil.
—¿Cómo pudiste hacerme esto, maldito traidor? — sujeté el borde de su camisa, ya que no sentía fuerzas para empujarlo. Podía percibir ese delicioso sabor en mi paladar.
—Tranquila, no vas a morir por esto.
—¿Y tú qué vas a saber?
—Como se nota que nunca has tenido interés en mí, que ni siquiera recuerdas que mi afición siempre ha sido ser médico. Gracias a O'neill pude experimentar y conocer muchas cosas que desconocía del cuerpo humano. Es increíble, ¿No lo crees? — removió el cuchillo de un halón y tuve que presionar fuertemente la herida. El dolor era insoportable y me tenía jadeando—. No he perforado ningún órgano, así que puedes estar tranquila. El único dolor que estás experimentando es el de tu jugosa carne, la misma que consumes de otros.
—¡Te odio, maldito!
—Has usado muchos trucos sucios hoy, linda. Un somnífero no iba a poder contra mi. Creo que debes esforzarte más para la próxima— cayó de rodillas al suelo y presionó su herida también—. ¿Sigues viendo el dolor de la misma manera que siempre, Emily? — esbozó una sonrisa y rechiné los dientes.
—Vas a pagar por esto.
—No puedo esperar para verlo. Es una lastima que tus macabros planes no funcionaron de nuevo. Esto es solo una advertencia, Emily. Si vuelves a amenazarme con mi madre, para la próxima no tendré compasión de ti y voy a matarte. Te lo dije una vez y lo reitero; podrás pisotearme a mi, a mis sentimientos, también podrás tratarme como tú maldita mascota, pero no hay forma de que permita que le hagas daño a mi madre. Te amo, y eso jamás lo dudes, pero ella es mucho más importante para mí y por ella si soy capaz de olvidar el amor que siento por ti. Si no usaste la oportunidad que tenías para matarme, ya es muy tarde para arrepentirte, porque no te pondré fácil las cosas.