Caden
—Estaba muy rica la comida— lucía sonrió.
—Sí, mi Emily cocina muy bueno.
—¿Su Emily?
—Lo siento, aún no pierdo la costumbre de llamarle así. Hemos sido amigos desde prácticamente toda su vida, por lo tanto la considero como una hija.
—Lo comprendo muy bien— en el momento que se levantó de la silla, tocaron el timbre de la puerta—. Deben ser los chicos— no, no pueden ser ellos. Me dio muy mala espina y tuve que actuar rápido.
—Iré al baño, ya regreso— sonreí, y sujeté el cuchillo para llevarlo a mi espalda. Me mantuve detrás de la pared del pasillo para asegurarme de que esa visita no representara un peligro para mí.
Lucía
Al abrir la puerta me encontré con dos oficiales y no puedo negar que me puse un poco nerviosa. Mi primer pensamiento fue mi hijo Kevin y su novia.
—Buenas noches, Oficiales— llevé mi mano al pecho por los nervios.
—Buenas noches, ¿Es usted la Srta. Emily Mayer?
—No, ella es mi nuera. ¿Ocurrió algo, Sr. Oficial?
—No, no a ocurrido nada con la Srta. Emily. Mi nombre es James Romes y él es mi compañero Robert Ramos— ambos me mostraron su placa y suspiré aliviada.
—¿En qué puedo ayudarlos?
—¿Tiene un minuto para respondernos unas preguntas, señora?
—Claro, pueden pasar— les dejé entrar y miraron alrededor.
—¿Hemos interrumpido algo?— cuestionó el oficial Romes mirando hacia la mesa del comedor.
—No, Sr. Oficial. Como puede ver, estábamos en un compartir familiar.
—¿Y dónde está la Srta. Emily Mayer?
—Mi hijo salió con ella hace unas horas, pero aún no han regresado.
—Comprendo. Uno de los motivos por el que nos encontramos aquí es porque el detective Dean Ross emitió una orden para proteger la casa y fuimos los encargados para hacerlo.
—¿Proteger la casa? No comprendo. ¿Protegerla de qué?— al escuchar sus razones, quedé estupefacta—. Dios mío. No tenía conocimiento sobre esto. Hablaré con mi hijo para que salgan de este lugar. Ellos pueden estar corriendo peligro.
—Por tal razón el detective Dean Ross emitió la orden. Además de que la Srta. Mayer no estuvo de acuerdo en desalojar la casa.
—¿En qué piensan esos muchachos? ¿No se dan cuenta del peligro en el que se encuentran? ¿Tiene foto de ese individuo?
—Como le mencionamos anteriormente, se escapó de la correccional psiquiátrica y aún no hemos dado con él. Es una persona sumamente peligrosa— me mostró una foto del individuo y para mí sorpresa, era la misma persona con la que estaba cenando hace un momento. Le devolví la foto al oficial y retrocedí. No sabía qué debía hacer. Si se enteran que esa persona está aquí en la casa donde mi hijo vive, y que para completar es gran amigo de su novia, puede ocasionarle problemas a mi hijo también. Pero ¿Y si ellos no saben qué tipo de persona es? Me encontraba entre la espalda y la pared. Ese sujeto debe estar en alguna parte de esta casa ahora y si es peligroso como dicen, puede hacerme daño. Bueno, estuvimos solos y no me hizo nada. ¿Dónde estará ahora mismo? Miré de reojo en dirección a la mesa, y recordé que él dijo que iría al baño. Si no ha regresado lo más probable es porque sepa que lo están buscando—. ¿Se encuentra bien, señora?
—Sí, me encuentro bien.
—¿Conoce a la persona de la foto?— preguntó curioso.
—No, por supuesto que no. ¿Cómo podría conocerlo? — sentía que los nervios iban a delatarme. ¿Qué debería hacer? ¿Debería decirles o esperar una explicación de parte de mi hijo?
—El nombre de este sujeto es Caden Ramsey.
—¿Caden Ramsey?—en alguna parte he escuchado ese nombre antes, aunque no sé en dónde.
—¿Realmente se encuentra bien, señora?
Entre tanto pensar en ese nombre tan familiar, recuerdos de la escuela y de mi amiga Noah se cruzaron por mi mente.
—No sigas hablándole, Noah. ¿No ves que no le enseñaron a agradecer?— me mantuve sentada en el asiento de la guagua escolar y Noah se sentó al lado mío.
—No deberías ser tan grosera, Lucía. Es normal que Caden esté nervioso. ¿No te has dado cuenta que siempre está solo? Han estado ocurriendo cosas extrañas con él desde hace un tiempo para acá. Ya te lo he dicho muchas veces. Es inquietante verlo de esta manera. Antes solía llegar a la escuela a tiempo y últimamente siempre llega tarde. Su apariencia muchas veces no es la mejor y él no era así.
—Parece que te has acostumbrado a su mal olor— reí.
—Una palabra más y no respondo.
—Lo siento, Noah. Llevas tiempo detrás de ese chico, ¿Por qué no le dices que te gusta?
—Me daría mucha vergüenza. Tiene unos ojos muy lindos y su timidez lo hace ver más atractivo de lo que ya es.
—Que gustos tan raros los tuyos. Has perdido la cabeza, Noah.
—No lo creo— rio.
Ese hombre no puede ser el mismo, ¿Verdad? Eso es ridículo. Existen muchos hombres con ese nombre, debe ser pura casualidad.
—¿Dónde nació ese hombre, Sr. Oficial?
—En el estado de California. ¿Sabe algo sobre este sujeto?
Él no puede ser el mismo, aunque juzgando por el color de sus ojos, es muy parecido e incluso en el nombre. No puedo meter en problemas a mi hijo. Él debe explicarme qué está ocurriendo aquí. Estoy segura que él debe tener una buena explicación para esto.
—No, solo me pareció conocido. Hace años estudié con alguien que tenía un nombre parecido, pero mirando su rostro, sin duda no es el mismo.
—Comprendo— a pesar de decir eso, pude darme cuenta que aún estaba incrédulo con mi respuesta—. Nuestro segundo motivo para esta visita es que no hemos tenido contacto con el detective Ross, luego de que pidiera unas horas para visitar a la Srta. Emily Mayer en el día de ayer.
—Deberán esperar a que ellos regresen para preguntarles. La realidad es que no sé a dónde fueron.
—¿No tiene cómo contactarlos?
—Dejaron sus teléfonos. De hecho, salieron con prisa. Si gustan pueden esperarlos— me sentiría más tranquila con ellos cerca.
—De acuerdo, pero esperaremos afuera. Si nos permite, iremos a vigilar la casa mientras tanto.
—Por supuesto, Sr. Oficial— el oficial Romes se me quedó viendo antes de salir de la casa. Estoy segura que no me creyó una sola palabra, pero ¿Qué debería hacer en esta situación?
—Me ha sorprendido su actuación, es muy buena mintiendo— escuché la voz de Caden a mi espalda y miré en dirección a él. Un escalofrío recorrió por todo mi cuerpo y retrocedí lentamente. ¿Acaso piensa hacerme algo ahora que sé la verdad?
—No piensa hacerme daño, ¿Verdad?— pregunté temblorosa.
—¿Debería? Solamente me has ayudado.
—¿Tu conoces a una chica llamada Noah? — mi pregunta pareció sorprenderle y en instantes ensanchó una sonrisa inquietante. ¿Acaso significa que es la misma persona?
—¿Me recuerdas, Noah?