Nos sentamos en el sofá de la sala los cuatro.
—Para ese plan, creo que los necesitaré a ustedes tres— les dije.
—¿De qué estamos hablando, pequeña?
—Hablo de un juego, papá. Quiero destruirlo, pero deseo que sufra mucho. Capturarlo y torturarlo a él solamente, no sería divertido; además de que, yo no me alimento de aire. Estoy cansada de carecer de comida, y opino que ese plan que tengo en mente, podría matar dos pájaros de un tiro.
—Ustedes no están pensando en matar a nadie más, ¿Verdad? — preguntó la doctora, y la miré.
—Si estás respirando en este momento es porque supongo que mi padre te necesita, pero no pruebes mi paciencia, no vaya a ser que amanezcas sin lengua.
—¿En qué consiste, Emily?— preguntó Kevin.
Miré a Kevin, y se quedó en silencio mirándome. Se notaba algo nervioso, y sonreí.
—Tengo varias ideas, pero será una sorpresa para el momento indicado. Solo diré que, no se trata solo del oficial, hay más gente que quiero unir a nuestro juego, pero para eso, necesitaré que me ayuden a capturarlos y llevarlos a un lugar recóndito, donde nadie tenga fácil acceso. Tengo en mente, un lugar ubicado a las afueras de la ciudad.
Hay un lugar a las afueras de la ciudad, pero aún no lo he preparado, así que debemos ponernos manos a la obra.
—¿Tienes como atrapar al oficial?— preguntó mi padre.
—Sí, considero que ese será el más fácil de atrapar. De hecho, ese será el primero en entrar al juego— sonreí.
Dos días después:
Pude convencer a mi papá para divertirnos hoy. El escenario lo había preparado personalmente, y me había encargado de cada detalle con precisión y exactitud.
Kevin estuvo ajeno a las particularidades de mi plan, él solo se ha dedicado a obedecerme en todo lo que le he pedido. Hoy quiero asegurarme de que realmente demuestre de qué está hecho. No puedo esperar a ver su cara.
Por otro lado, mi papá se ha estado quedando con esa bruja, quién sabe dónde; y aunque no me agrada la idea, he tenido que soportarlo por él. Me parece que mi papá está confundido. No hay forma de que permita que suceda algo entre ellos dos.
«Solo es un estorbo que tengo que eliminar también, pero todo a su tiempo»
La policía ha estado en busca de mi papá, pero aún no ha dado con él. No hay forma de que permita que lo aparten de mí otra vez.
Llamé al oficial para contarle sobre mí inquietud, y por suerte, aceptó venir a calmar mi preocupación. Debía darme prisa con mis planes, antes de que sus colegas vinieran a vigilar mi casa. Cuento con la ventaja de que este lugar está deshabitado, y que no importa lo que haga, esta vez no lo dejaré escapar.
Le pedí a Kevin que no viniera a la casa hasta que yo le ordenara, quería estar a solas y sin interrupciones. Todos nos reuniremos cuando atrapemos al pez gordo.
Me metí la navaja dentro del bolsillo, pero la utilizaría como último recurso. No quiero herirlo; al menos, no aún.
Estaba preparando el café, pero sé que ese truco la otra vez no me funcionó, así que opté por preparar un jugo limón también; ya que el sabor evitaría que detecte el sabor amargo de la pastilla.
—Buenas tardes, Sr. Oficial.
—Buenas tardes, Srta. Mayer.
—Adelante.
—Gracias— entró a la casa, y se detuvo al lado mío—. Disculpe la tardanza, pero estuve ocupado.
—Comprendo que su trabajo es muy importante y agotador. Puede tomar asiento, por favor.
—Gracias— se sentó en el mismo sofá, y miró los alrededores—. Sigue teniendo el mismo aspecto este lugar; todo sigue intacto.
—¿De qué habla, Sr. Oficial?
—Al mudarse a este casa, ¿Todo estaba organizado como ahora?
—Sí, he querido dejar todo así, ya que aún no he podido comprar una buena fornitura.
—¿Y en qué trabaja, Srta. Mayer?
—Trabajo en una fábrica de madera.
—Debe ser fuerte para usted tener un trabajo así.
—No; de hecho, es muy fácil el área que debo manejar.
—Debe gustarle mucho.
—Sí, todo sea por salir adelante.
—¿Y su pareja?
—Está trabajando. ¿Le apetece algo, Sr. Oficial? ¿Un café, un jugo de limón o agua?
—No, gracias. Tengo poco tiempo, y debo regresar a la comandancia.
—No le haré perder mucho tiempo entonces, Sr. Oficial— me senté en el sofá al lado de él, y llevé las manos a mi pecho—. Mi novio y yo hemos estado preocupados con esta situación. Queríamos tomar la decisión de abandonar la casa e irnos a un mejor lugar, pero no encontramos un lugar adecuado. No podemos estar tranquilos sabiendo que un psicópata está suelto, y que aún no han podido dar con él. Nos preocupa que venga a la casa y nos haga daño. Vivimos con miedo. Tan pronto mi esposo sale todos los días al trabajo, debo cerrar cada cerradura de la casa y las ventanas. No me gusta estar sola, pero el trabajo lo necesitamos ambos. ¿No hay una forma de agilizar el proceso para que vigilen la casa?
—El proceso es algo complicado, pero no creo que de mañana pase, Srta. Mayer. Puedo comprender su preocupación, por eso les pedí que se moviera temporalmente a otra parte; ya sea un familiar suyo o de su pareja.
—Ninguno de nosotros tenemos familiares aquí. Nos mudamos recientemente, Sr. Oficial.
Se quedó pensando, y me levanté del sofá afligida.
—Ustedes saben que estamos peligro, pero no cumplen con su trabajo. Su deber es proteger— me acerqué a la ventana de la sala, y saqué la navaja de mi bolsillo de enfrente.
No tenía más opción. No podía insistir en darle algo si no lo apetecía o seré muy obvia y sospechará de mi. Ya he cometido varios errores y no lo soporto.
Escuché que se levantó del sofá, y me quedé mirando por la ventana. Necesitaba que se acercara más, y estuve pendiente de sus movimientos. No toleraba un segundo más fingiendo frente a este infeliz.
—Eres muy valiente— comentó, y me estuvo raro.
Se acercó a una distancia prudente, y no tuve de otra que aprovechar ese pequeño instante para atacarlo, pero no contaba con que evitaría mi ataque y sujetaría mis dos manos tan fuerte que, me hizo soltar la navaja. No tuve de tiempo de evitar nada, todo pasó tan rápido que, ya me encontraba de espalda a él e inmovilizada.
—Eres increíble. Casi caigo en esta ridícula trampa— rio, y se acercó a mí oreja—. Ahora entiendo la razón por la cual ese nombre me estuvo muy chocante. ¿Viniste por la venganza que me prometiste hace años, Emily Ramsey? — sonrió.