Vi que se movió, y llevé el cuchillo a mi espalda.
—¿No puedes dormir, Emily?
—No, tengo hambre. Voy a la cocina a preparar algo— retrocedí, y salí del cuarto.
Bajé a la cocina y puse el cuchillo en su lugar.
¿Qué demonios ibas a hacer, Emily? Tú no puedes hacerlo. Aún no.
—¿Te encuentras bien?
—Déjame sola, Kevin.
—No te ves bien. No puedo simplemente dejarte sola. ¿Por qué no preparamos algo juntos?
«Maldito hombre necio»
—Esta bien, preparemos algo juntos— sonreí.
Una semana después:
He estado en busca del oficial que mató a mis padres. No he encontrado nada sobre él, y es algo que me tiene molesta. Necesito dar con ese desgraciado, pero me ha costado mucho trabajo. Incluso he pensado en infiltrarme en la comandancia. Al final de cuentas, no sería complicado porque no inspeccionan a nadie que cargue su ridícula placa y uniforme. Solo necesitaré robar una y buscarlo por mi cuenta. Lo único que me detiene es que, aún Kevin está conmigo; y si logro dar con él, no podría traerlo aquí o Kevin se volvería loco. Ya conozco lo gallina que es para estas cosas.
Estaba en la cocina preparando la cena, cuando Kevin se acercó.
—¿Leíste esta noticia, Emily? — me dijo con su teléfono en mano.
—¿Qué noticia? — caminé a sentarme en la mesa del comedor, y él se sentó en la silla de al frente.
—¿Recuerdas a Amy? Esa mujer que nos molestaba con sus otras compañeras en la universidad.
—¿Qué hay con ella?
—Acabo de leer la noticia, y dice que se suicidó. No solo eso, ¿Recuerdas la historia que te conté de esta casa? La noticia dice que encontraron ambos cuerpos mutilados, y que Amy había se había alimentado de ellas antes de quitarse la vida.
Miré a Kevin, y puse los codos sobre la mesa.
—¿Y qué debo opinar sobre eso?
—¿No te sorprende la noticia? Al final de cuentas, estudiaron juntas. Sé que no se llevaban bien, pero aún así, es una noticia muy terrorífica. Deja a uno con muchas dudas e intriga. Ella parecía una mujer normal.
Reí ante su ridícula forma de pensar.
—¿Normal? Me atrevería a decir que merecía morir de una forma más violenta.
—No digas esas cosas, Emily.
—¿Por qué tendría que preocuparme, intrigarme o sorprenderme? Me hizo la vida de cuadros en la universidad, gracias a ella pasé los peores años de mi vida.
—Esa forma de pensar no me agrada, Emily. Por más mala que haya sido, está mal desearle algo así a alguien más. Eso es muy cruel.
—Ah, entonces ¿Qué quieres que haga o diga? ¿Deseas que me presente en su funeral y le lleve flores? ¿O que vaya y me disculpe yo, por ese comportamiento de mierda que siempre tuvo conmigo? Somos muy diferentes, Kevin. A ti podrían golpearte, lastimarte, hacerte millones de cosas; y al final, bajarás la cabeza como todo un cobarde. Estoy segura que si ves a esos imbéciles que te hicieron daño, no les harías nada. Incluso pienso que, serías capaz de arrodillarte delante de ellos si te lo piden. Yo no soy así, y no soy hipócrita como para fingir que le deseo el bien a quien me hace mal. Toda persona que haga el mal, debe pagarlo de alguna manera u otra.
—¿Por qué siempre me tratas así, Emily?
—Porque es la verdad. Eres muy débil. ¿Cuándo será que me harás sentir orgullosa de ti? Quiero que me hagas verte como todo un hombre, que hagas las cosas sin que yo te las pida, y que aprendas a defenderte y no dejarte pisotear de cualquiera. ¿Cuándo será que lo harás?
—Entonces ¿No te gusta cómo soy?
—Siempre te lo he dicho. Demuéstrame que realmente quieres que esta relación funcione, porque así cómo vas, no llegaremos a ninguna parte— me levanté de la mesa, y caminé a la cocina.
En la noche:
Dra. Liam
Había preparado todo el escenario, y estaba tratando de llamar la atención del personal a la habitación de otro de mis pacientes. Le di las instrucciones a Caden y no sé si logre seguirlas al pie de la letra. Si nos descubren, estaré perdiéndolo todo. Incluso, lo más probable no me dejen verlo más si saben que fui quién lo está ayudando a escapar.
Había pasado el tiempo que acordamos, y aún no habían señales de nada. No sabía si debía irme ya al auto, o si debía esperar un poco más. El tiempo parecía eterno.
Al cabo de 13 minutos, resolví el supuesto problema que teníamos con el paciente de la habitación #6, y ponché antes de salir. Las alarmas no habían sonado, así que supuse que quizá no lo habían atrapado.
Salí de la clínica al estacionamiento, y me subí a mi auto.
—Hace mucho calor aquí— escuché la voz de Caden, y suspiré aliviada.
—¿No te vieron? No te dejaste ver de las cámaras de seguridad, ¿Verdad?
—No, y aún así eso pasa, no hay forma de que me reconozcan.
—¿Te pusiste la ropa que te dejé en el cuarto de mantenimiento?
—Sí, es la que llevo puesta ahora. Eres muy inteligente, doctora. No pensé que tendrías tantas ganas de ayudarme.
—No hablemos de eso ahora. Hay que salir antes de que se den cuenta. Tienes que bajarte.
—Entendido.
Encendí el auto, y vi a Richard caminar hacia mí auto.
Mi corazón se aceleró al verlo. ¿Será que nos descubrieron?