Al día siguiente:
La noche fue larga y aburrida; un interrogatorio, tras otro interrogatorio. Nos dejaron ir a las 6 de la mañana, y la Sra. Lucía me dejó quedar en la casa de ellos mientras se solucionaba todo. Fue un proceso complejo, pero no imposible.
Los oficiales estaban buscando evidencia, pero no saben que no encontrarán nada; y aún si lo hacen, no tienen forma de incriminarme. Ahora sólo debo esperar un tiempo para poder recuperarme del luto, y la soledad en la que me dejaron mis padres.
—Siento mucho todo lo que sucedió, Emily. Debes estar cansada, ¿Por qué no duermes?— me preguntó Kevin.
—No tengo sueño.
—Te daré un calmante, y así podrás descansar. Debes hacerlo. No has dormido nada y sé que no es fácil por lo que estás pasando.
—Yo estaré bien, solo te necesito conmigo— lo abracé fuertemente, y me sujeté de su camisa.
—Ven acá, hijo— su madre le llamó, y me solté de él.
—Vengo enseguida, Emily.
Kevin
—Le preparé un té a tu novia, la va a tranquilizar.
—Gracias, mamá.
—Deberías quedarte con ella. No la dejes sola en ningún momento.
—¿Tú estás de acuerdo en que me quede con ella en mi habitación? Es muy raro eso de ti, mamá.
—Ella te necesita, y no puedes dejarla sola. Un verdadero novio, apoya a su novia en los momentos difíciles. Debe estar traumada, no debió ser fácil encontrar a sus padres muertos. Esa niña debe estar pasando por mucho dolor ahora. Ella se ve muy afectada, no ha dejado de llorar en ningún momento. Un día tan especial como ayer, se ve marcado por esta tragedia ahora. Debe ser horrible para ella.
—Gracias, mamá.
—Ve con ella.
Emily
Kevin vino con una taza de té, y se sentó en el sofá conmigo.
—Toma el té, para que así vayamos a mi cuarto y puedas darte un baño. Dormirás conmigo.
—¿Contigo?
—Sí, pero no quiero que pienses mal de mi. Jamás me aprovecharía de esta situación ni de ti, te lo juro.
—Lo sé.
«Supongo que no es tan malo hacérse la víctima de vez en cuando»
Al terminar con el té, subí a la habitación con él y su mamá me dio una muda de ropa de ella. Me bañé, y me la puse. Al salir del baño, Kevin se me quedó viendo y desvió la mirada.
—¿Es la primera vez que duermes también con una chica?
No pudo responder, cuando su mamá tocó la puerta.
—Espero logren descansar, en especial tu, linda— me miró con lástima, y no me gustó para nada.
—Gracias por todo, Sra. Lucía. No tengo cómo agradecerle todo lo que ha hecho por mí— me tapé la cara, y ella me abrazó.
—No te preocupes, corazón. No estás sola. De hoy en adelante, te quedarás con nosotros. Descansen— me miró por última vez, y se despidió de Kevin, antes de irse.
Me giré hacia Kevin y me acerqué a la cama para acostarme. Él se recostó al lado mío y se quedó mirando el techo.
—¿Por qué no me miras a mi? — me recosté en su pecho, y lo miré.
—Estás muy cerca, Emily.
—¿Y eso qué? ¿No es esto lo que hacen los novios?
—No estoy acostumbrado, lo siento.
—Deberías ser más cariñoso conmigo— agarré su mano, y la llevé a mi mejilla—. Te necesito, Kevin. Quiero que me necesites, de la misma forma que yo te necesito a ti.
Me miró tímidamente, y fue él quien esta vez acarició mi mejilla sin forzarlo.
«Estoy ganando terreno poco a poco»
Dra. Liam
—Quiero seguir su caso más de cerca. Hemos logrado muchos cambios positivos en su comportamiento, ya el paciente no está presentando la misma agresividad. Deberíamos observar su comportamiento sin la camisa de fuerza y ver qué actitud asume al no estar con ella.
—No estoy de acuerdo, Dra. Liam. Esa persona que está allá dentro es peligrosa, y puede atacar a alguien si lo soltamos. Usted como doctora, debe saber que eso no será posible. Opino que está muy obsesionada con el caso. Los pacientes con los mismos problemas que él, suelen optar por mostrar ese tipo de actitud, y más, si buscan conseguir algo a cambio. Se llama manipulación. Ha estado dándole seguimiento a este caso por más de cinco años, y más que nadie debe conocer, que los pacientes así, no suelen cambiar de la noche a la mañana. ¿Por qué no se toma un mes libre y deja de visitarlo por un tiempo? Es un caso complejo, y no todo el mundo puede manejarlo adecuadamente.
—¿Está dudando de mis capacidades, Sr. Richard?
—No dudo de sus capacidades y conocimientos como doctora, pero me temo que esa obsesión la está cargando más de la cuenta. Le aconsejo que se tome un tiempo libre y se aleje del paciente por ahora.
—No voy a abandonar el caso ahora, ni nunca. Mientras el paciente esté bajo mi responsabilidad y supervisión, no dejaré de venir a evaluarlo. Permiso— salí de su oficina.
Caminé por el pasillo del hospital, y antes de entrar a la habitación del paciente, solté mi cabello. Al entrar, vi lo sereno que se veía. Debía estar esperando esta evaluación, tanto, como yo.
Esos ojos azules miraron a mi dirección, y una media sonrisa se ensanchó de sus labios.
—Buenos tardes, Caden.