Anna pudo notar el cambio de actitud de Ryo, ¿estaría celoso? Nunca había visto esa actitud en él.
- ¿ Qué ocurre? ¿ He dicho algo malo?
-No, solo que no quiero que se te acerque ningún hombre... y encimas hablas de él con tanto cariño.
-¿Estás celoso?- No podía creer que su suposición fuera cierta.- Pero Ryo hablo con cariño, porque justo eso es lo que le tengo, cariño, nunca ha habido nada mas que eso. Ya lo conocerás y entenderás porque esos son mis sentimientos.
-Esta bien, no puedo evitarlo, supongo que me tocará aprender a hacerlo.
- Este momento me parece irreal- Dijo Anna mas para si misma que para él.
- ¿En qué sentido? ¿ No estas cómoda?
- Ryo entiendo que yo estuve fantaseando contigo durante mucho tiempo, después me fui y intente olvidarte, y estar ahora aquí y saber que te gusto y que tu me gustas a mi, y este lugar y tu mano tomando la mía, es como uno de esos sueños de aquella época, pareciera que estoy en un sueño y tengo miedo de despertar.
Ryo no dijo nada, solo tiró de su mano suavemente y la envolvió entre sus brazos, la rodeo con su calor y la apretó contra su pecho.
- Sé que un poco pronto para esto, pero sientes mi corazón, siente mi calor, piensas que esto sigue siendo un sueño, yo también estoy que no me creo que estemos aquí los dos, pero se que lo que estoy sintiendo es real, porque nunca antes había sentido esto.
Anna quería apartarse y no quería hacerlo , sentirse entre sus brazos era demasiado agradable y erótico, podía oler su aroma, y eso la estaba embrujando mas que nada en el mundo, se sentía borracha por él, y no había tomado nada de alcohol, su poder sobre ella era más fuerte que el alcohol.
Poco a poco Ryo fue deshaciendo el abrazo, en tenerla tan cerca y sentirla con todo sus sentidos estaba despertando una parte de él que llevaba muchos años dormida, y no era el momento ni el lugar, quería ir despacio, ya habían ido muy rápido una vez, ahora tocaba ir despacio y disfrutar de lo que iría surgiendo.
Al separarse Anna pareció despertar del letargo en el que estaba sumida, ella nunca había dejado que nadie la abrazara nunca, y él había conseguido que ella se quedará en sus brazos sin ningún esfuerzo. Automáticamente el rostro de Anna tomó un color rojizo, no sabía que la había poseído para dejarse abrazar en la calle, acaso estaba perdiendo la cabeza con la pérdida de su corazón.
- Aunque no quiero, te llevaré a casa, habías dicho que mañana estarías ocupada. - En los ojos de Ryo se veían emociones tumultuosas, aunque su postura y su voz no daban señales de lo mismo.
- Si, mañana tengo muchas cosas que hacer. - Estiró su camisa ahora un poco mas arrugada después de el abrazo que había tenido con él.
El camino a casa fue muy silencio, ninguno de los dos habló, parecían que estaban saboreando los restos de el abrazo, Anna todavía podía sentir su agarre, era como si la sensaciones de ese momento se hubieran agarrado a ella para no soltarla, su piel vibraba por el roce de su cuerpo, y no sabía porque tenía la sensación que dormir esa noche iba a ser toda una proesa.
A medida que el camino hacía que se acercaran a la casa de los padres de Anna la tristeza los invadió a ambos, no querían acabar aquella noche, ahora entendía un poco más a las chicas del instituto cuando decían que no podían colgar el teléfono cuando hablaban con el chico del que estaban enamoradas, acaso ella se iba a convertir en alguien así, en aquella época cuando las oía pensaba que eran idiotas, pero ahora entendía cual era la sensación que tenían, porque en ese mismo instante ella quería aferrarse a este momento con Ryo.
Cuando llegaron, Ryo fue a bajarse para abrirle la puerta, pero Anna lo detuvo.
- No te bajes, no es necesario. Nos vemos mañana. Conduce con cuidado.
Sin decir nada más ella abrió la puerta y justo antes de salir se acercó a Ryo y deposito un pequeño beso en la mejilla, aquello dejó totalmente fuera de juego Ryo, sorprendido y sin saber como reaccionar, vio alejarse a Anna y abrir la puerta para meterse en la casa.
Pasarón un par de minutos hasta que Ryo consiguió recuperarse del trance y se marchó, Anna lo observó desde una de las ventanas con una gran sonrisa en la cara.