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Chapter 4 - Capítulo 4

Alguien tocó la puerta e hizo a Mary salir de sus recuerdos. Es Gerard. Lágrimas salieron de su rostro.

_Hola muchacha, ¿has podido descansar? Veo que ya puedes caminar... - este la miró a los ojos con lástima y observa como se limpia las lágrimas tan rápido como puede - Verás, he hablado con Lourdes, y ¿Qué te parece trabajar aquí, como sirvienta?

Hubo un silencio de confusión. Ella desea volver a casa pero a la vez tiene miedo de encontrarse de nuevo con esos monstruos y tampoco quiere involucrar a su familia. Y ni siquiera sabe aún como llegó parada aquí.

_Quiero volver a casa - dijo en voz baja, su voz dulce pero dolorida le hizo a Gerard estremecerse de pena.

_Pero no sabemos de donde vienes, Percy te encontró en mitad del bosque y tú te niegas a decir de donde vienes. Querida, si quieres volver, solo tienes que decirnos lo que te pasó. Mira - se acercó a ella - Yo quiero ayudarte, creo que aún no sabes que te pasa...

Ella se sintió cómoda con las palabras de éste por lo que se llenó de tristeza y dolor, Mary estalló de lágrimas. El mayordomo la sujetó y la llevó a la cama, allí Mary le contó toda la verdad.

_Mary, si quieres volver a tu pueblo, te expondrás de nuevo a que te capturen. Además... la mordedura no tardará en hacer efecto, te tienes que cuidar. Aquí estás más segura - la pobre muchacha no paró de llorar - La mejor opción es que te quedes aquí a trabajar como una criada más, y ganarás dinero por lo que cuando estés segura puedes irte.

Después de que Mary se calmara y tomara una decisión, decidió quedarse en la casa. Hizo todo lo que le pidió Gerard. Pronto era la hora de cenar y antes de la cena, el mayordomo habló con el señor de la mansión. La casa estaba apartada, en un terreno bastante grande con camino hacia el bosque. Al hablar con su amo, Gerard se dirigió a la cocina, donde se encontraba Mary comiendo y Lourdes a su lado.

_Buenas noticias - dijo Gerard aliviado - Estás dentro de la casa, trabajarás con Lourdes, serás una más de las criadas - Lourdes pone una pequeña sonrisa y Mary confusa, quiere conocer a sus amos - te encargarás de lo que te pida Lourdes, yo o si los señores te piden hacer algo - la chica asintió - Bueno, despúes de la cena, tienes que venir conmigo a presentarte ante los amos.

La cena estuvo deliciosa, todos comieron, incluso los criados. La casa está limpia y no se necesita más servicio. A las once de la noche, ya todos se fueron a descansar, pero era el turno de Mary, tenía una cita pendiente con el señor de la casa.

Llegando con Gerard al escritorio del señor Marriott, Mary pasó nerviosa. Se encontró ante un señor de más o menos 30 años para hacia los 40, elegante y apuesto, con ojos claros y un bigote que le hace parecer más guapo. Parece buen hombre.

_Buenas noches - dice el señor Marriott, Mary saluda con la cabeza como le ha enseñado su tía- Por favor sentaros.

El despacho del señor es grande, con decoración casera pero elegante a la vez, tiene varias estanterías con libros, cuadros de retratos conocidos y de su familia. En un lado de la sala hay una chimenea con dos sillones y un estante con bebidas alcohólicas. Todo está en su orden y bien cuidado.

_Bueno - comienza Edward Marriott- Veo que es muy joven, ¿qué edad tiene? - su voz suena dulce y agradable.

_16 señor - dice la chica nerviosa.

_Vaya, no pensaba que alguien de tu edad quisiera trabajar, aunque yo a tu edad también quería trabajar con mi padre - se ríe el señor - sé que es duro, pero nosotros no somos como todos esos amos que maltratan y se burlan de sus criados. Tengo amigos que por desgracia si lo hacen, pero aquí somo buena gente. Aquí te podrás sentir como en casa - sonríe con una sonrisa cálida - Bueno, creo que Gerard te lo ha contado, cualquier cosa, se lo dices a ellos, los domingos son libres así que si necesitas ir al pueblo o a visitar a alguien, primero tienes que pasar por aquí para que yo lo sepa. Mi esposa Marion también se encarga de la casa, así que la mayoría de las cosas te las dirá ella. Es todo, ah, perdona ¿cuál es tu nombre?

_Mary Wordsworth.

_Bueno Mary, Lourdes te asignará habitación. Ahora id a descansar y mañana empezarás a trabajar, a final de mes, se te pagará.

_Gracias - agradece la chica aún nerviosa, su voz aún suena desgarradora, Gerard también agradece y se van juntos.

_Bueno muchacha, espero que te abras con el tiempo, siento mucho lo que te pasó - lo dice como si ocultara algo - Tu cuarto es el que viniste. Mañana por la mañana empezaras a limpiar las salas, Lourdes te enseñará. Ahora ve a dormir.

_Gracias - dice con voz triste, aún quiere volver a su hogar, pero cada vez que lo recuerda, en su cabeza estallan esas imagines horribles de lo que le hacían los vampiros. Se metió en las sábanas limpias, unas sábanas suaves y frescas, con olor dulce a rosas frescas, nunca había dormido en una cama así, aunque fuera de las clases bajas, era una cama cómoda, tenía un tocador con agua para lavarse y una ventana que daba al bosque, una habitación pequeña, pero agradable. Intentó cerrar los ojos, hasta que se durmió y tuvo pesadillas. El dolor del picor no paraba, le dolía todos los músculos. No quiso decírselo a nadie e intentó dormir de nuevo, más tarde más tranquila por fin se durmió. Ella no sabe nada por ahora, pero esa mordida la cambiará por completo.