Carol caminó detrás de L L a través de los innumerables pasillos, después de bastante tiempo de caminar sin rumbo al fin se detuvieron frente a una puerta gris oscuro.
- Está es la oficina de la Gerente K A, ella no se involucra muy a menudo en asuntos relacionados con las misiones, pero esto del patrocinador de la Demonio Sangrienta es su proyecto personal así que ella es la estratega de la misión - dijo L L parándose para girarse a mirar directamente a los ojos de Carol.
- ¿Por qué un gerente se involucraría directamente en esta clase de asuntos? - Carol se pasó la mano por la cabeza para arreglar algunos mechones sueltos de su cabello trenzado.
- J B se involucró porque afecta directamente a su familia, tú y el Recluta temporal M N caben en el mismo saco... La Gerente K A también tiene sus razones personales, pero no muchos pueden saberlo - L L respondió con una leve mueca de impaciencia en sus labios.
- Comprendo - Carol asintió con su habitual sonrisa amable y sus ojos se iluminaron con curiosidad - ¿Entonces... qué hacemos aquí, Señorita L L?
- Te presentaré a unas personas que quizá ya conozcas - L L sonrió con indiferencia y un rayo de anticipación cruzó sus ojos azules.
L L uso su delgada mano para tocar tres veces antes de que la puerta se abriera automáticamente, la oficina era bastante grande y tenía una ventana que daba a uno de los pasillos más concurridos, las paredes estaban pintadas de color hueso y tenía una sensación de comodidad que era difícil de alcanzar en lugares como esos. Detrás del escritorio estaba sentada una mujer de piel morena, cabello negro rizado y ojos color aceituna, su nariz respingona y rostro ovalado le hacían ver encantadora, sus pestañas rizadas no eran extremadamente largas y sus cejas curvadas la hacían ver elegante, usaba dos aros de oro y vestía un traje elegante color rojo vino junto con unos tacones negros, irradiaba elegancia natural e imponencia junto con un extraño aire agradable que hacía que las personas se sintieran cómodas en su presencia, esta mujer era justamente Kira Allende o más conocida como Gerente K A. Pero ella no era la única en la oficina, en otra silla estaba sentada una mujer de cabello castaño y ojos verde oscuro, su cuerpo delgado casi enfermizo y su piel anormalmente pálida, vestía con ropa casual y sostenía una revista en sus manos con una de sus uñas más larga que las demás, ojeandola con interés, esta mujer irradiaba un halo de extrema tristeza que hacía que las personas se sintieran incómodas a su lado, ella era Sarah Peterson. Frente a Sarah estaba parada de brazos cruzados y apoyada perezosamente en la pared una mujer de piel trigueña, cabello negro y liso, pestañas abundantes y cejas delgadas y algo pobladas, sus ojos eran de color chocolate y parpadeaba con frialdad e indiferencia, su actitud infundía temor en las personas y su cuerpo estaba rodeado de una casi imperceptible sombra de intento asesino, está era Melani Flórez, mejor dicho Mía Olson, porque ese era su verdadero nombre.
Carol observó a las tres mujeres con detenimiento, su mirada fue amable al enfocarse en la Gerente K A, su mirada se tornó sorprendida al pasar sobre Sarah, finalmente su mirada se oscureció e irradió odio cuando se posó sobre Melani, la cara delicada y encantadora de Carol se desfiguró con una mueca de desagrado nada disimulada, pero después de unos segundos ella sonrió con frialdad y sus ojos parecían ser pozos de hielo que en cualquier momento se tragarían a Melani.
Melani sintió que el aire a su alrededor se enfriaba y levantó la mirada para encontrarse con los helados ojos esmeralda de Carol, su mente se quedó en blanco al ver la impresionante actitud de la chica, esa sensación de frialdad no era como si estuviera bajo la influencia de la mirada con instinto asesino natural de Anaconda, pero aún así le provocó un escalofrío por su espalda, el odio que parpadeaba junto con la frialdad extrema hizo que Melani respondiera con instinto asesino que envolvió el cuerpo de Carol al instante, pero contrario a lo que se pensaría que fuera a suceder Carol no retrocedió ni desvió la mirada, sólo mostró una radiante sonrisa en la que sus dientes perlados brillaron con la luz de la lámpara en el techo...
Melani retrocedió con su rostro pálideciendo rápidamente, estaba sinceramente asustada, esa expresión en el rostro de la mujer no solo era demasiado parecida a la de Anaconda, sino que fue como un refractor que le hizo sentir la misma intensidad de su intensión asesina, fue como un espejo, pero Melani sabía que ella ni siquiera había hecho ningún esfuerzo, solo había sonreído.
...Una simple sonrisa...