Atenas, la ciudad fortaleza, siendo el hogar de mas de 5 millones de personas era una de las ciudades mas grandes del Imperio.
Sus imponente murallas de veinte metros de altura rodeaban la ciudad, dividida en cuatro distritos la ciudad era gigantesca.
Siendo una ciudad fortaleza el Distrito Militar era el mas grande e imponente, con constante movimiento de tropas,las cuatro grandes legiones de la ciudad residían en este distrito, conteniendo múltiples campos de entrenamiento y instalaciones militares era el distrito mejor protegido de la ciudad.
El Distrito Comerciante y Artesanos era lo primero que te topabas a entrar en la ciudad, situado un gran camino que separaba el distrito de los nobles y plebeyos era el lugar para comprar y vender lo que quisieras, con múltiples herrerías, sastrerías y mercados al aire libre era el corazón económico de la ciudad.
El mayor lujo de la ciudad se encontraba en el distrito Noble, poseyendo amplias calles rodeadas de bellas rosas, con gigantesca mansiones con patios interiores, en las calles se podían ver los mayordomos con sus elegantes trajes, incluso los criados eran vestido con ropa de calidad ya que tenía relación directa con el prestigio de los nobles, por donde miraras era verdaderamente un lujo vivir aquí, a tal punto que solo los nobles eran aceptados en este distrito, incluso comerciantes extremadamente ricos ,no tenían derecho de comprar una de las mansiones.
Los Plebeyos también tenían su propio distrito, lleno de casa pegadas unos a otras, mayormente hechas de madera, sus estrechas calles eran lo único que daba una sensación de orden, la mayoría de los que vivían aquí eran artesanos o comerciantes, aunque no eran grandes casas aun así eran el sueño de la mayoría de las personas del quinto distrito.
Aunque oficialmente solo existían cuatro distritos, extraoficialmente eran cinco, el quinto distrito existía en las afueras de la ciudad, bajo la sombre de las murallas los barrios marginales se encontraban.
Con casas que se caen a pedazos, armadas de lo poco que encontraban, sus calles con ríos de desechos humanos y basura mezclándose con el barro, esto creando una pasta que desprendía un toxico y desagradable olor que inundaba el aire, la mayoría de las personas desempleadas, enfermos o inválidos no poseían ingresos, el distrito sobreviviendo mayoritariamente por los negocios sombríos que ocurrían en sus entrañas, desde trata de personas, a distintos tipos de drogas, asesinatos, violaciones, no había nada muy oscuro para no encontrarlo, una pensaría que en una ciudad militar esto no ocurriría ,pero, que hacer cuando la mayoría de los nobles y generales tienen intereses en los negocios mas cuestionables, como el Coliseo, así es como se le llamaba a una pequeña habitación sin techo, de no más de 5 metros de ancho, en ella combates sangrientos a muerte ocurrían, solo por la diversión y beneficio de los nobles que los observaban en los pisos superiores.
Al final el quinto distrito no era mas que un lugar de desesperación, en el cual los sueños iban a morir.
En este mismo lugar una persona encapuchada avanzaba, su cuerpo sucio y cansado pero sus ojos destellantes.
Los últimos días para Gerard Morrice han sido difíciles pero gratificantes, avanzando por las pruebas que dios le puso, a encontrado su propósito, finalmente llego a la tercera y ultima prueba, al fin se le vera en la presencia de la gracia de dios, aunque la segunda prueba "Liberación del Pasado" le quito por lo cual había entrenado por años, la ultima "Bautizo" le otorgara la gloria de dios.
Su ultima misión es escarba un poso en el centro del quinto distrito solo con sus manos, sin poder usar la ayuda de nadie, para finalmente bañarse en el agua del poso y completar el bautizo. Sin su entrenamiento de Gran Maestro, la tierra se sentía dura y fría.
De rodillas, usando sus manos Gerard cavo, aunque estuviera rodeado de mierda y basura el siguió, cuando sus uñas comenzaron a sangrar y sus dedos perdieron pedazos de piel aun así el continuo, cuando la gente se reunió en su alrededor, tratándolo como un lunático o riéndose el no les prestó atención puesto que el señor le había dado una misión.
El solo cavaba como si estuviera poseído, en su mente solo existía una sola cosa, ¡Cavar!. El solo cavaba, un metro, dos metros, tres, cuatro, cinco, cada ves era más difícil, las piedras que aparecían endurecían la tierra,sus manos completamente rojas en sangre, ya no se podía ver un punto sano en ellas.
Cargar la tierra fuera del poso era lo mas difícil teniendo que recurrir a usar su ropa como saco para poder sacarla, finalmente cuando llego a los siete metros agua empezó a burbujear saliendo de la tierra, como si el cansancio acumulado fuera una broma, nueva energía inundo su cuerpo.
Cavando, lentamente el poso se lleno de agua, cuando el agua llego a su cadera algo mágico sucedió, esta empezó a brillar en un color dorado, las heridas de sus manos rápidamente sanaron, su cuerpo se lleno de una nueva energía formado una conexión con el dios de la luz.
Gerard podía jurar como escuchaba ángeles en sus oídos recitando recitando 'Bautizo' en distintas tonalidades.
'Bienvenido al reino de la luz' Una imponente voz se escucho en su mente, imágenes de unas grandes puertas aparecieron en su mente, las puertas abriéndose lentamente mostrándole un paraíso de luz y paz.
'De ahora en adelante al momento de tu muerte, este será tu destino' Arrodillándose, con lagrimas incontrolables saliendo de sus ojos.
'Soy libre, no mas lava, no más sufrimiento ¡¡soy libre!!'
'Gerard Morrice, aunque conseguiste salvación hay muchos en el mundo que aun viven en pecado, estas dispuesto a esparcir la palabra de la luz, haciendo que el mundo se bañe en su gloria' con ojos temblorosos Gerard se dio cuenta del problema, sus hijas, su esposa, sus amigos y seres queridos todos serian condenados a tortura eterna a no ser que el los llevara al camino de la luz.
"Si, te serviré en vida y en muerte solo déjame esparcir la palabra de la luz al mundo". Respondió Gerard con convicción, algo le decía que este era el propósito de su vida.
'De ahora en adelante, eres el Papa de la Iglesia de la luz, que la luz cubra el mundo' El agua intensifico su brillo, este concentrándose en Gerard.
En el quinto distrito múltiples personas se congregaron a ver un lunático, desde hace horas solo cavaba la tierra, como si estuviera buscando el más valioso tesoro, aunque las mayorías de las personas se reunieron para ver un espectáculo en sus aburridas vidas, ahora no sabían cómo reaccionar.
Luego de el que poso brillara por unos minutos el "lunático" se encontraban en frente de ellos vestido en una larga túnica blanca, desprendiendo un aura casi celestial.
Mirando hacia el poso, levanto sus dos manos al cielo, de este una fuerte luz emano, creando un pequeño altar de piedras, en el cual corría agua cayendo a un bebedero mas grande. El altar no era muy complicado, no tenia imágenes de ángeles o increíbles representaciones, no era simple, creado de las mismas piedras que el cavo con sus manos.
"Cough….. Cough"
Acercándose a una persona que estaba tosiendo sangre, el solo lo toco con un dedo en la frente, la persona no pudiendo siquiera reaccionar, inmóvil, completamente congelado, una energía entro a su cuerpo, todas las heridas que tenía, su enfermedad todo desapareció como si se lo llevara el viento.
Las personas alrededor no podían creer lo que veían, solo un toque sano a una persona, solo un toque salvo una vida. ¿Quien era? ¿Qué quería? Como paso de cavar un poso como un lunático a parecer una criatura celestial.
"¿Quien eres?" algo incrédulo pregunto.
"Gerard Morrice, el Papa de la Iglesia de la Luz"
"¿Iglesia de la luz?"
Sonriendo, miro a su alrededor "Vengan, vengan, déjenme contarles del único dios que encarna la luz" su voz, conteniendo algún poder hipnótico.
Cientos de personas se sentaron en el suelo a escuchar sus palabras. Rodeándolo en un circulo todos esperaba atentos , alguno de ustedes se han preguntado que pasa luego de la muerte....
Este fue el momento, en el cual una de las más terroríficas fuerzas armadas del continente nació, sus acciones cambiarían el destino para siempre.