Después de eso, colgó y Ai Bao se sorprendió.
—¿Qué le dijiste a mi papá?
An yibei sonrió.
—Voy a visitar a mi futuro suegro esta noche.
Ai Bao: ¡¡...!!
—¡Pero todavía no estoy lista! Eso es demasiado pronto... Dios, qué se supone que debo hacer... —estaba tan nerviosa que no sabía dónde poner sus manos. An Yibei se ajustó las gafas y dijo con resignación—: ¿No se supone que yo debo ser el nervioso? Yo soy quien conocerá a sus futuros suegros, no tú.
Ai Bao solo se dio cuenta de lo que estaba sucediendo después de eso y sonrió torpemente.
—Tienes razón...
An yibei suspiró.
—De repente tengo la sensación de que no sería una mala idea hacerte el problema de otro chico.
Ai Bao agitó sus puños hacia él.
—¡No, no lo harás! ¡No soy el problema de nadie más que de ti!
¡Soltó eso sin pensar y sus mejillas se pusieron rojo escarlata de inmediato!
¡DIOS MÍO!