—Es una pregunta sin respuesta.
—... —An Xiaxia infló las mejillas—. ¡Te estas burlando de mí!
Sheng Yize tomó su mano entre las suyas.
—Por lo tanto, voy a necesitar toda una vida para responderlo. ¿Te quedarás?
La luz parpadeó en sus profundos ojos negros, recordándole a estrellas fugaces que eran deslumbrantes a la vista. An Xiaxia se mordió el labio.
—Yo... voy a necesitar algo de tiempo para pensarlo.
Sheng Yize apretó el agarre sobre sus manos de repente y entrecerró los ojos.
—¿Tienes que pensarlo?
—¡Por supuesto! ¡Es un gran problema! ¡No puedo decir que sí tan a la ligera!
—... —Sheng Yize encontró a la mujercita irremediablemente poco romántica.
Se rió entre dientes después de reflexionar por un momento en silencio. Que así sea. Por tonta que fuera, la había elegido y no iba a cambiar de opinión.
-
La familia Sheng.