Todos estaban anonadados. Un par de segundos después, An Xiaxia dijo alegremente:
—Qi Yanxi, ¿no tienes cáncer?
—¡Por supuesto que no! ¡Estoy perfectamente bien! —Qi Yanxi fue interrumpido por un ataque de tos justo después de eso.
—No estás... mintiéndonos, ¿verdad? —lágrimas brotaron de los ojos de An Xiaxia—. Está bien decirnos, ¿sabes?
Qi Yanxi realmente sintió ganas de llorar.
—Solo me atraganté con mi saliva... te mostraré mi historial médico.
Lo sacó y se lo pasó a He Jiayu, quien dejó escapar un suspiro de alivio después de revisarlo.
—Bien, no es nada serio...
—¿Que tiene? —los otros lo miraron ansiosos.
He Jiayu tosió en su mano, encontrando difícil decirlo en voz alta.
—¡Dinos!
He Jiayu lanzó una mirada a Qi Yanxi y solo lo dijo después de que este último no mostrara señales de protesta.
—Es como una especie de gastritis.
¿...?