Con la tarjeta en la mano, An Xiaxia sintió ganas de llorar. No estaba biológicamente relacionada con la familia An en absoluto, pero Papá An y An Yibei se preocupaban por ella de todo corazón. Se había registrado con Sheng Yize con tanta prisa que ni siquiera se lo contó a Papá An en ese momento. Pero lo único que le dieron fue amor.
Comprobó el saldo de la tarjeta. Llegaba a los cinco ceros. La familia An no era para nada rica y esa cantidad de dinero era una que Papá An no podría haber reunido fácilmente. No podría ser el dinero de Papá An. An Yibei debe haber contribuido. Solo que él no se lo diría. Era la heredera de la familia Song y la esposa del presidente de Shengshi. El dinero era de lo que menos debía preocuparse por el resto de su vida. Sin embargo, Papá An y An Yibei aun así hicieron todo lo posible por mantenerla.
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An Xiaxia bajó las escaleras con los ojos rojos. Sheng Yize preguntó en voz baja.
—¿Qué pasa?