Li Fanxing quedó aturdida. ¿Sheng Yize la había visto suplicándole por dinero a An Xiaxia? ¡Esa era la máxima humillación para ella!
—Sheng Yize... —An Xiaxia pestañeó.
Entonces él firmó un cheque con destreza y se lo pasó a Li Fanxing con una sonrisa perfecta:
—¿Es eso suficiente?
Al ver todos los ceros en el cheque, Li Fanxing apenas pudo apartar la mirada. Lo recibió con dedos temblorosos, incapaz de esconder la expresión de euforia en su cara.
An Xiaxia lo estaba mirando con incredulidad cuando notó que apestaba a alcohol. Entonces se le ocurrió una idea vergonzosa. ¿Sheng Yize... estaba borracho?
Li Fanxing se fue alegremente con el dinero, sin dar las gracias.
—¿Le diste el dinero, así como así? —Fang Shanshan y Su Xiaomo quedaron pasmadas.
—Sip… —sonrió y preguntó con suavidad—. ¿También quieren?
¿Qué? ¿Qué estaba pasando?
—Señor Sheng, ¿qué le pasa? —preguntó Fang Shanshan cautelosamente.