La risa de Su Xiaomo avergonzó por completo a Li Fanxing. Sin embargo, al pensar en las expectativas de su padre, no le quedó más que dejar de su lado su dignidad.
—Xiaxia... ¿qué piensas?
An Xiaxia por fin se dio cuenta de que la mujer estaba ahí por dinero...
—¿Por qué debería darte dinero...? —estaba totalmente perpleja—. ¿Crees que Song Shi y yo éramos lo suficientemente cercanos como para criar a su bebé?
—¡Pero el bebé es hijo de la familia Song! —dijo con inquietud.
—¡Espera un segundo! Hablemos de quién es el padre después. Solo dinos cuánto quieres —dijo Fang Shanshan con un tono dominante, levantando el mentón.
Como la princesa de la familia Fang, pensaba que alguien como Li Fanxing era repugnante. Ella rio con incomodidad. Por más desvergonzada que fuera, de igual forma sentía que se ruborizaría bajo la mirada de las otras tres.