Pese a su tono serio, An Xiaxia sabía que quería decir algo totalmente distinto...
«¡Es suficiente, Sr. Ídolo!»
Desvió la mirada, juntó las puntas de sus dedos índices y le echó un vistazo a Sheng Yize. Mm, después de no verlo por bastante tiempo, parecía haberse vuelto más guapo. Hasta tenía las pestañas más largas que ella, mm...
—¿Disfrutas la vista? —dijo de repente el chico manipulador.
—Qué... —de pronto se dio cuenta de que había tenido la mirada fija en él. Cielos, ¿acaso no estaba un poco grande para actuar como una chica enamorada?
—No te estaba mirando a ti —rio torpemente—. Solo estoy disfrutando del paisaje de afuera.
Sheng Yize sonrió y no dijo nada. An Xiaxia se prometió a sí misma que dejaría de mirarlo embobada. Sin embargo, no podía controlar a dónde sus ojos se desviaban. Un rato después, comenzó a observarlo de nuevo.
—¡Si me vuelves a mirar, te comeré entera! —amenazó el marido, con la cara rígida.