Luego escuchó algo de ruido y la voz de An Xiaxia se comenzó a interrumpir. Con el teléfono en la mano, Sheng Yize seguía sin poder creerlo. ¡Esa mujer acababa de cortarle! Solo la había consentido un poco más últimamente, pero ¡se estaba poniendo más osada más rápido de lo que había esperado! Marcó el número de su asistente.
—Jiang Yu, ¡cómprame un pasaje para País M!
—Jefe, ¿¡no acaba de regresar de ahí!? —chilló su asistente.
—Iré a ver a mi esposa. ¿Tienes algún problema con eso?
—¡No! ¡Por supuesto que no! ¡Un pasaje de inmediato! —¿¡desde cuándo tenía las agallas de cuestionar a su jefe!?
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—Vaya, se perdió la señal —An Xiaxia estaba confundida.
—Siempre pasa —explicó Fang Shanshan—. La señal es un poco inestable aquí.
—Entonces lo llamaré después —guardó su teléfono.
Kang Jian también casi terminaba con el ungüento y le advirtió en voz baja.
—La próxima vez, ten más cuidado. Te harás cicatrices.