Chi Yuanfeng reflexionó por un largo rato hasta que tuvo una revelación. Bueno, ¡no era masoquista! ¡Se iba a convertir en un sádico enamorado!
—¡Shanshan, me gustas! —gritó, al entrar corriendo a la habitación de ella.
Eso, obviamente, la sorprendió. Chi Yuanfeng rio. Si el amor no correspondido era tortuoso, decirlo en voz alta le daría la ventaja… Si An Xiaxia hubiera sabido lo absurdo que era su razonamiento, le habría sugerido ir a ahogarse primero... ¡Así no funcionaba!
—¿Qu-qué dijiste...? —Fang Shanshan tartamudeó mientras se le ruborizaban las mejillas, lo que le dio a su rostro una belleza femenina.
—¡Dije que me gustas! —se estaba regocijando por dentro.
«¡Jum! ¡Eso te hará sufrir! ¡Por fin es mi turno!»
Ella dudó por un segundo antes de lanzarse sobre él. ¡Él la miró con una expresión perpleja mientras se ponía de puntitas y le daba un beso en sus delgados labios!
Chi Yuanfeng: ... Espera. ¿Por qué acababa de ser besado?