—¿Mentirme es justificable solo porque me quieres? —An Xiaxia infló las mejillas. ¿Tanto le costaba decir que lo lamentaba? Era cierto que la engañó, ¿o no?
Splash. Le cayeron gotas de agua en la cara. Se secó, levantó la vista y vio que venían más gotas de lluvia.
—Está lloviendo...
Las linternas voladoras pronto quedaron empapadas y cayeron al suelo.
—Regresemos —Sheng Yize frunció el ceño. Se quitó la chaqueta, se la puso por encima de la cabeza, tomó su mano y la llevó de regreso.
Cuando volvieron, ella tenía los pantalones y zapatos húmedos, pero él estaba empapado de pies a cabeza, creando una imagen bastante deplorable.
—Tú... —se sintió culpable. Él se volteó a verla y sus ojos negros le recordaron a estanques sin fondo.