—¡Si vuelves a cometer un error así, puedes ir entregando tu renuncia a recursos humanos! —dijo con frialdad. Sintió que se le revolvió el estómago con su voz empalagosa.
Al cortar, se dio cuenta de que algo andaba mal y revisó su historial de llamadas. Había configurado el teléfono para que grabara todas las llamadas automáticamente. Abrió la grabación de la llamada anterior y escuchó cada palabra de la conversación entre su secretaria y An Xiaxia. Entonces... ¿la mujercita estaba celosa? Sheng Yize estaba muy complacido.
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He Jiayu y Su Xiaomo eran muy eficientes y los preparativos de la boda se pusieron en marcha rápidamente. An Xiaxia acompañó a Su Xiaomo a buscar un vestido de novia, pero, después de probarse algunos, seguían sin encontrar uno que les gustara.
—No creo que ninguno de esos te quede bien... —An Xiaxia se frotó la mejilla—. ¿Qué tal uno hecho a medida...?