—¡Vete a la mi*rda! —Su Xiaomo le mostró el dedo de en medio.
—¿Disculpa? —He Jiayu levantó una ceja—. Entonces me iré sin ti.
—¡Ey, espérame! —estaba irritada—. ¡Por lo menos soy tu exnovia! ¡Sé bueno!
Él resopló, se bajó y la llevó de vuelta al auto antes de ir a dejarla a casa.
—¿Por qué odias tanto a tus padres? —le preguntó.
—No es de tu incumbencia —se frotó los músculos adoloridos de su cintura.
—Tienes razón. Un exnovio no debe ser nada más que un trapo para ti —se rio como burlándose de sí mismo. Por alguna razón, eso la hizo sentir un poco de pánico. Había dado por sentada su dulzura y tolerancia todo este tiempo. No se había dado cuenta de que también era humano y lo que ella hacía podía herirlo...
—Lo siento... —le temblaron las pestañas.
—Duerme —al final, él se ablandó. La atrajo a sus brazos y la reconfortó con su dulce voz—. Buenas noches.