—¿Tú... tú también quieres que me arrodille? —Li Fanxing quedo estupefacta.
—¿No lo propusiste tú misma? No veo a nadie obligándote con un cuchillo —Sheng Yize sonrió, disfrutando mucho del espectáculo.
—¿Cómo puedes hacer esto? —gritó a todo volumen—. Sheng Yize, ¿ves cómo es An Xiaxia ahora? ¡Intimida a otros gracias a su poderoso origen, es irracional y hace amenazas usando tu nombre! ¿Aceptarás a una esposa así?
¡Jum! ¡Ningún hombre querría a una mujer como ella!
—¡Ey, me estás atacando de forma personal de nuevo! —An Xiaxia la fulminó con la mirada—. ¡No te incumbe el tipo de persona que sea!
Li Fanxing resopló rencorosamente y esperó la reacción de él. Sheng Yize se acercó a An Xiaxia, tiró de su corbata y dijo con una voz indiferente:
—Quítamela.