—¿Por qué harías eso? —An Xiaxia no lo podía creer—. ¿Para presumir lo rico que eres?
—Sip, exactamente por eso. Así de rico soy. Bésame el trasero… —dijo Sheng Yize, arrogantemente.
—No los compraste todos, ¿cierto? —estaba tan frustrada.
Aah... Se sentía tan avergonzada. ¡No me digan que también los leyó!
—Para ser sincero, la representación de las relaciones estaba bien, pero las escenas románticas... Tsk, tsk —estaba disfrutando mucho de esa conversación—. De inmediato me di cuenta de que no tienes nada de experiencia. No eran absorbentes, pero apuesto a que hay un monstruito lujurioso viviendo dentro de ti.
—Es un libro de 200.000 palabras —pensó que le estaba dando un derrame—. ¡Hay dos escenas íntimas de no más de 500 palabras! ¿Qué tan lujurioso puede ser eso? Además, ¿por qué un chico querría estar más absorto? ¡Serías gay si quisieras eso!
—No me gustan los hombres —lo sopesó por unos momentos.
Ella suspiró de alivio.