Después del banquete, el Sr. Song convocó a An Xiaxia a su estudio. Ahora la pequeña Esperanza podía distinguir a las personas y no dejaba que otras personas la tomaran. Ella no quería hacerla llorar, así que llevó a la niña al estudio con ella.
—Qingchen —el Sr. Song tocó la mesa, sonriendo amablemente—, ¿te gustó lo que anuncié hoy?
Se refería a lo de heredar las acciones.
—¿Me puede decir Xiaxia? —lo interrumpió.
—Está bien, Xiaxia —se sorprendió y luego suspiró.
—¿Por qué... mi madre murió en un hospital siquiátrico? —mirándolo a los ojos, hizo la pregunta que la había estado molestando durante años.
—Ella... —parecía avergonzado—, tenía un problema mental y tuve que mandarla allá. La cuidaron bien...
—¡Mentiroso! —se alteró—. ¡Estaba bien y la obligaste a ir! Además, si la vida ahí era buena, ¿por qué se suicidó? Song Huan, ¿tú estuviste detrás de eso?