—Sr. Sheng —fue un sonido muy fuerte, que atrajo mucho atención. Algunos de sus conocidos no pudieron evitar preguntarle—, ¿está bien?
—Se me resbaló —Sheng Qingyi sonrió torpemente—. Pasa con la edad, jo, jo.
Los otros no le dieron muchas vueltas y devolvieron su atención a la hija de la familia Song. El vestido negro hacía contraste con su pálida piel y, con sus rasgos delicados, su sonrisa tenía una belleza deslumbrante. Su estilo estaba en un punto medio entre una mujer madura y una adolescente, lo que le daba una apariencia aún más refrescante y dulce. Se decía que su nombre significaba "lo suficientemente bella para hacer caer la ciudad". En efecto, la Señorita Song era lo suficientemente hermosa para recibir ese nombre.