—Je —Sheng Yize se rio con seriedad—. No te molestes. La conozco.
—Ah... ¿se podría saber quién es?
—Mi esposa.
Un silencio extraño llenó la habitación y todos parecían sorprendidos. Madre mía. ¿Esta borracha era la esposa del Sr. Sheng? Todos comenzaron a mirar de reojo a An Xiaxia: linda cara y cuerpo aún mejor, tsk, tsk. Solo que no parecía para nada conocida y todos se preguntaron de qué familia era la heredera.
—Felicitaciones, Sr. Sheng. ¡Hacen una pareja perfecta! —todos alrededor de la mesa comenzaron a halagarlo y sabían que era mejor no preguntar por la boda de la que nunca habían escuchado.
—Gracias —él lo aceptó todo. Levantó el mentón y asintió.
Después de mucha espera, An Xiaxia seguía sin encontrar su carne. Perdió la paciencia y comenzó a escupirle a la persona a su lado.
—¿Dónde está mi carne...? ¡Me quitaste mi carne!