Al ver a An Xiaxia entrar, no dio señales querer retirar lo que acababa de decir. En su lugar, le puso los ojos en blanco desdeñosamente. Este director siempre había tenido un carácter quisquilloso y arrogante, manteniendo la distancia de los chismes. Por eso, no tenía idea del rumor que corría últimamente.
—¿Por qué quiere despedirla? —preguntó Sheng Yize con holgazanería, cruzando las piernas y golpeteando el escritorio con sus dedos, con toda tranquilidad.
—Me enteré de que He Dongyang empujó a An Xiaxia fuera de ese restaurante a último momento —el director le lanzó una mirada y aclaró su garganta—. Sin ella, él habría sido capaz de salir y tal vez habría salvado a Wen Qing. Por tanto, ¡fue culpa de ella que esos dos murieran! An Xiaxia, ¿cómo puedes regresar cuando tus séniores están muertos?