Esas palabras habrían sonado muy pretenciosas o arrogantes si hubieran salido de la boca de alguien más. Sin embargo, cuando Sheng Yize lo decía con ese tono despreocupado, ¡era totalmente convincente! ¡Tenía la habilidad y los recursos!
—Mm... —An Xiaxia quedó un poco aturdida, mientras Su Xiaomo intervino.
—¿Cómo? ¿Emocionando a los medios con su romance?
—¿Qué pasa por esa cabeza tuya siempre...? —alguien le dio un golpecito en la cabeza con sus nudillos. Ella miró a su alrededor y vio que He Jiayu también había llegado.
—¿Qué tal si te presto al Guapo He para emocionar a los medios? —dijo a regañadientes, paseando la mirada entre su novio y An Xiaxia. Parecía como si alguien le estuviera cortando la carne.
—¿Ahora qué? —He Jiayu no sabía si reír o llorar—. ¿Me estás vendiendo?
Ella le sonrió con culpa.