El día siguiente, el sol brillaba radiantemente en el cielo despejado.
Cuando An Xiaxia llegó a la escuela, Kang Jian ya no estaba ahí. Llamó a su celular y su mamá contestó, hablando con su usual voz fuerte y cordial.
—¡Hoy se va al ejército! ¡Ya abordó el tren! Tanto su papá como yo pensamos que es algo bueno. Tú y la pequeña Su no tienen que preocuparse por él. Estudien mucho…
—¿Por qué se fue tan rápido...? —preguntó, un poco molesta.
—La fecha estaba fijada desde hace bastante tiempo. Dijo que no quería molestarlas, así que se los ocultó a propósito. Jo, jo... Qué niño más tonto... —Madre Kang comenzó a sollozar—. Es tan tonto...
Tendría que quedarse en el ejército por lo menos por dos años y era normal que su madre estuviera triste por su larga ausencia. Además, sabía mejor que nadie por qué su hijo había tomado esa decisión...
An Xiaxia también se sintió pésimo. Tenía los ojos rojos cuando cortó.