Media hora después, el Porsche se detuvo a los pies del edificio más alto de Ciudad Yu, Torre Perla. A esta hora la torre ya estaba cerrada, pero Sheng Yize hizo una llamada y alguien del personal apareció en breve para abrirles la puerta. Luego los dos subieron a la cima de la torre a través de un ascensor panorámico. La plataforma de observación se construyó con vidrio templado. Con el basto cielo estrellado encima y las miles de luces de la ciudad abajo, la estimulación era doble para los sentidos. An Xiaxia sufría una de una leve acrofobia y no quería subir a la plataforma sin importar lo que Sheng Yize dijera. La miró con desdeño y luego se sentó con ella en las escaleras a poca distancia de la plataforma de observación.
—¿Por qué me trajiste aquí? —preguntó ella.
—Esta noche hay lluvia de meteoritos —dijo con toda tranquilidad, después de revisar su reloj.
—¿En serio? —su rostro se iluminó.