—Cielos, señorita, ¿qué ocurre?
El rostro de An Xiaxia se quedó en blanco y sus ojos se desenfocaron.
Abuela Song había fallecido...
Había esperado que regresara por tantos años... Cómo pudo ser tan terca...
Se mordió el labio inferior con fuerza y pronto sintió sangre en su boca.
Sheng Yize escuchó el ruido y se apresuró afuera. Al verla en el suelo, la ayudó a pararse de inmediato.
—¿Qué pasó? —frunció el ceño.
—Me tropecé... —ella fingió una sonrisa que parecía más horrible que una mueca—. Ey, ¿algo se está quemando?
—Hola, señora —él suspiró, tomó su mano y saludó a la mujer—. Esta es An Xiaxia, mi novia. La veremos por ahí.
—Cielos, claro. Joven Amo Sheng, ¡su novia es tan linda! —la mujer se tapó la boca y rio.
Sheng Yize la llevó de regreso a su habitación y luego fue a revisar el horno. La comida estaba totalmente quemada. Suspiró, lo botó y cocinó algo nuevo. Luego puso la mesa.
