Sheng Yize no parecía convencido. An Xiaxia sonrió y dijo:
—Mira, ¡déjame hacer una demostración!
Juntó sus palmas y le habló con seriedad a Su Xiaomo.
—¡Amo Qi Flor, por favor perdóname, pues era joven e ignorante! ¡Lo siento!
Su Xiaomo asumió el papel de inmediato. Sacudiendo su pierna, imitó la actitud engreída de Qi Yanxi.
—¡Admite tu pecado! ¡Sheng Oscuro! Ese día por fin llegó, muaja, ja, ja, ja...
—¡De verdad lo siento!
—Bueno, bueno. Como lo pones así, ¡supongo que tendré que forzarme a perdonarte!
—¿Ves? ¡Eso fue fácil! ¡Lo único que tienes que hacer es disculparte! —An Xiaxia tiró de la manga de Sheng Yize y él volteó a verla con un rostro imperturbable.
—Llegó el chofer. Vamos.
¡Jamás se disculparía con Qi Yanxi así! ¡Su dignidad jamás se lo permitiría!