Después de meter a Su Xiaomo al auto, He Jiayu iba a encender el motor cuando ella se movió rápidamente a su lado y se lanzó a sus brazos. Luego envolvió su muslo de nuevo, luciendo muy satisfecha.
—¡Quítate de encima! —él había tenido suficiente—. ¡Necesito conducir!
Ella no lo aceptaba. Apenas él intentó quitársela de encima, comenzó a chillar.
—¿Qué rayos quieres? —ni siquiera le quedaba fuerza para enojarse.
—¡Quiero tu muslo! —dijo con naturalidad antes de enterrar la cara entre sus piernas y dormitar.
El rostro de él se acaloró de inmediato. Tenía que estar haciendo esto a propósito, ¿cierto?
—¡Su Xiaomo! ¡Te estás pasando! ¡No creas que no te echaré! —el amable adolescente perdió la paciencia.
Ella rio y frotó la cara en su muslo. Era carnoso y tan suave...
Era tan agradable apoyarse en él…