—¿Qué? —An Xiaxia le dirigió una mirada confundida.
Sheng Yize seguía haciendo una mueca. Ahora por fin se dio cuenta: ¡la mujercita estaba coqueteando con él!
—¿¡Por qué no cooperas conmigo!? —ella hizo puchero.
—Sí coopero —él acarició sus mejillas—. ¡Prometo que haré-lo-que-me-di-gas! —habló lento a propósito, lo que la asustó un poco.
Antes de que pudiera reaccionar a eso, la habitación giró a su alrededor. ¡Él se enderezó, se puso encima de ella y la acorraló! Los ojos de ella se abrieron de par en par. ¿Cómo pasó eso? Se suponía que ella estaba coqueteando con el Sr. Ídolo ahora, pero ¿por qué de pronto se convirtió en un lobo?
—Tú... Mm... —antes de que pudiera decir algo más, él la detuvo con un beso. El chico succionó sus delicados labios con más intensidad de la usual, como si la estuviera castigando. De vez en cuando hasta los mordisqueaba. El dolor hizo que le brotaran lágrimas de los ojos y suplicó reiteradas veces.