Los tres se miraron desesperados antes de por fin tomar sus palillos y obligarse a comer.
—¿Cómo está? —An Xiaxia pestañeó y los miró ilusionada—. ¿Está bueno? ¡Me tomó tanto tiempo hacerlo!
Al ver la brillante luz en sus ojos, los tres tragaron a la fuerza con mucha dificultad.
—Está... bueno —dijo de mala gana Qi Yanxi.
—Mm... Nada mal... —Sheng Yize mantuvo la compostura y la elogió contra su voluntad.
—No escogeré entre "bueno" y "malo", prefiero morir que comer esto —An Yibei puso una mano en su frente y casi parecía que estaba sufriendo—. Pidamos comida y, Xiaxia, ¡prométeme que nunca más cocinarás!
—¿Tan malo está? —ella no estaba feliz con el comentario—. Pensé que se veía bien... —puso algo en su boca y al cabo de un instante, se apresuró al baño y lo escupió.
Madre mía. ¿¡Alguien podría decirle por qué sabía tan mal!?
—Pidamos comida... —dijo débilmente cuando regresó a la mesa.