—¿Acaso no somos una pareja ahora? ¿No deberíamos estar en lindas citas? ¿No se supone que me amas, consientes y haces todo lo que diga? Por qué... ¿¡Por qué sigo memorizando textos!? —respondió al mensaje con dedos temblorosos.
En el tercer piso.
Sheng Yize acababa de terminar de ducharse. Estaba secando su pelo con una toalla mientras escribía.
—Ooh, veo que tienes bastantes fantasías conmigo.
An Xiaxia se tapó la cara por su coqueteo y dejó salir un pequeño gemido.
—No, ¡no las tengo! ¡No las tengo! —escribió de vuelta después de reunir valor.
¡Jum! Como él dijo, ¡ahora era su novia de forma oficial! ¿¡Cómo podía hacerle esto!?
—¿Lo dices en serio?
—¡SÍ! —ella se sentía muy audaz hoy.
—Abre la puerta.
—¿Qué?
—Dije que abras la puerta.