La primera reacción de An Xiaxia fue: ¡esto tiene que ser un error! Salió de la casa rápidamente y el repartidor aún no se había ido.
—Disculpe, creo que hubo un error... Yo no compré todos estos celulares... —dijo a toda prisa.
—Este paquete lo organizó mi supervisor en persona y revisé los detalles de entrega muchas veces. Indudablemente no hay errores. ¿Tal vez alguien más lo compró? ¿Qué tal si preguntas? —él sacudió la cabeza y la tranquilizó.
Después de eso, partió a entregar otros paquetes, dejándola en completa confusión. Regresó adentro y se apoyó en la barra con una expresión consternada.
—Papá, ¿es posible que alguien haya robado una tienda de teléfonos y me los haya enviado para culparme? —le preguntó a Papá An.