—¡Jajaja! ¡Qué rayos! ¿Nuestra clase está condenada?
—Me estoy partiendo de la risa. ¡Así que la caminata descoordinada de verdad es contagiosa!
—Me está costando entender esto... ¿qué pasó?
Todos hablaban al mismo tiempo. Que una persona caminara descoordinadamente daba risa, pero cuando todos lo hacían, era una situación graciosísima.
Con el rostro sombrío, el instructor reprendió a la multitud antes de dar una orden.
—¡An Xiaxia, rompe fila!
An Xiaxia salió, luciendo muy inocente. El instructor la miró por un momento, dejando salir un suspiro.
—An Xiaxia, ¿qué tal si tomas un descanso?
—Está bien... —dijo An Xiaxia con tristeza.
Encontró un rincón y se quedó ahí como un cachorro abandonado mientras dibujaba círculos en el suelo con una ramita que había recogido. Mmm... no fue su intención caminar de forma descoordinada, pero ¡no lo podía evitar!