Qi Yanxi era el único cliente abajo, pero An Xiaxia no pudo evitar empujar a Sheng Yize.
—¡Vuelve arriba!
No tenía de que preocuparse, para Qi Yanxi, esa acción confirmó cuán especial era su relación. Había averiguado la dirección de An Xiaxia gracias a la profesora de su clase y pensó que le podría dar un pequeño susto al aparecerse ahí. No obstante, ¡nunca esperó una sorpresa tan agradable! Con razón no podía localizar a Sheng Yize. Resulta que no se estaba quedando ni en una villa de lujo, ni en un hotel, sino que en una discreta cafetería. Es más, estaba viviendo con... una compañera.
Sheng Yize estrechó los ojos y sacudió la mano de An Xiaxia. Bajó las escaleras y preguntó con indiferencia:
—¿Qué quieres de mí?
Qi Yanxi se limpió la boca con elegancia y reunió su fuerza como un animal salvaje listo para atacar. Soltó una risita.
—Lamento decepcionarte, pero no vine a verte a ti. Vine por An Xiaxia.