No obstante, la solemne voz al otro lado era, en efecto, la del director, que declaró que el profesor acababa de ser despedido de la escuela y que podía proceder con el proceso de salida. No hubo más explicaciones.
—¿Qué rayos pasó? —el profesor miró a Qi Yanxi con incredulidad.
Qi Yanxi jugó con un bolígrafo que le había robado a otro estudiante y sacudió los hombros de forma inocente.
—No tengo idea. Quizás es por su apariencia, señor. A la gente simplemente no le gusta tenerlo cerca.
Los labios del profesor temblaron y su cara perdió todo el color.
An Xiaxia abrió los ojos de par en par al ver al profesor salir del salón de clases, totalmente alterado. El jefe de educación política intentó reconfortarlo, pero todavía tenía que supervisar el examen. Al final, apretó los dientes y no fue tras el joven profesor.
Ella volteó rápidamente y echó un vistazo a Qi Yanxi, quien le silbó de vuelta.
—¿Qué? ¿Te enamoraste de mí?