—¡Mierda! ¡Me mordiste! —Bai Ye lo pateó con una cara sombría y Chi Yuanfeng hizo una mueca de dolor, pero no dejó de gritar—. ¡Hijo de puta!
Bai Ye se rió entre dientes y se movió rápidamente a su lado de nuevo, presionando una daga en su cuello.
—Este HDP puede convertirte en un cuerpo sin vida en un minuto. ¿Te gustaría probarlo? —sonrió radiantemente.
—¿Terminaste? —Sheng Yize se cruzó de brazos.
Bai Ye se contuvo un poco ante sus palabras y comenzó a pelar una manzana con la daga.
—Tengo una propuesta. Me pregunto si el Sr. Sheng estaría interesado.
Luego susurró una palabra. La mirada en el rostro de Chi Yuanfeng cambió de inmediato.
—Hermano, ¡eso es ilegal! ¡No puedes aceptar eso!
La cara de Sheng Yize permaneció impasible.
—Comparado con eso, ¿creo que el Sr. Bai estaría más interesado en otro trato?