Era... ¡Lan Yu! An Xiaxia quedó perpleja. ¿Qué hacía Lan Yu en la casa de la familia Meng?
—¿Qué pasa? —Sheng Yize notó la expresión en su cara y le dio un pequeño apretón a su mano.
—No es nada —sonrió y luego también saludó al hombre—. Hola, tío.
Su tío Meng Xingzhou fingió una sonrisita. Era claro que sonreír era algo que rara vez hacía. Luego sacó una caja de su bolsillo y se la dio.
—Como ahora soy tu tío, tienes que aceptar mi regalo.
Ella le lanzó una mirada nerviosa a Sheng Yize, quien le asintió. Solo entonces tomó la caja y le agradeció.
—Gracias.
—No te preocupes —entonces Meng Xingzhou volteó hacia la mujer a su lado y preguntó—. ¿Conocías a la familia de Yize?
—En realidad, no —la sonrisa de Lan Yu era hipnotizante—. Solo vi a Xiaxia una vez.
Luego levantó una ceja en dirección a An Xiaxia, quien se mordió el labio, contuvo sus sospechas y le devolvió la sonrisa.