Sin embargo, antes de que An Xiaxia se conmoviera hasta las lágrimas, Sheng Yize hizo añicos las burbujas rosadas.
—Ninguna de esas cosas se compara como dormir contigo —pestañeo y dijo esa frase libertina con la cara seria.
An Xiaxia: ... «Sr. Ídolo, ¿cómo es posible que seas tan bueno arruinando los momentos? ¿Tengo permiso para golpearte?» ¡Acababa de convertir una frase que había sido tan romántica hace un momento en algo totalmente distinto!
—¿Por qué estás tan callada? —preguntó.
—Me está costando volver a quererte —dijo, frustrada.
—Acabo de recordar que tengo que ir a una cena esta noche —dijo con toda tranquilidad, levantando una ceja—. Habrá bastante comida rica ahí, como pastel, alas de pollo y filete, entre otros platos.
—¿Dónde? —le brillaron los ojos.
—¿Por qué preguntas? Acabas de decir que no me quieres. ¿Por qué debería llevarte?