El pasillo del hospital olía a antiséptico. Qi Yanxi apretó los puños y luego flexionó los dedos. Después de repetir ese movimiento un par de veces, por fin respondió con un silencioso "mm". No podía mentirle a An Xiaxia, cuyos ojos eran tan claros y puros.
—¿Ahora son pareja? —estaba confundida.
—No... —parecía desanimado. Hasta su voz se había puesto ronca—. Fue un accidente.
—Mm... Ya veo... Estaba muy mal. Por favor, háblale con cuidado...
—¿Para quién es eso? —al ver las bolsas en sus manos, él cambió de tema.
—Sheng Yize. Tiene problemas al estómago —sonrió—. Iré a verlo ahora.
Él la detuvo súbitamente antes de que pudiera irse.
—¿Están casados? —su voz era baja y profunda.
—Sí —no intentó ocultárselo—. Espero que encuentres a la mujer indicada pronto…
Todos los músculos del cuerpo de Qi Yanxi se tensaron. Apretó los dientes con tanta fuerza que podía sentir sangre en su boca.