—¡Continúa! —Sheng Yize sonrió con superioridad. Quería ver cuánto más podía herirlo.
—Nunca me gustaste tanto, pero me obligaste a ser tu novia... Estuvimos juntos mucho tiempo, así que comencé a quererte un poco, pero habría sido igual con cualquier otro chico —An Xiaxia comenzó a inventar su historia—. Te acercaste a mí porque te parecí conocida, ¿cierto? Eso es porque vivimos juntos cuando éramos niños. No te gusto, solo estás acostumbrado a mí. ¿Puedes distinguir cuánto de lo que sientes por mí es cariño y cuánto es culpa?
Él apretó tanto los puños que sobresalieron venas del dorso de sus manos. Sin embargo, ella estaba dando su actuación del año y no dejó que nada la distrajera. Cada palabra era como un cuchillo apuñalando el corazón de él.