El chico era el único riendo y, un momento después, por fin se dio cuenta de que algo andaba mal. ¡Miró a su alrededor y sintió ganas de darse una cachetada!
«¡Bocazas!»
—Hermano Ze...S-solo estaba bromeando... Je.
—¿Te pareció divertido? —los oscuros ojos de Sheng Yize parecían estar sonriendo. El chico tragó.
—No... ¡Beberé! ¡Bebe!
Iba a copiar al primer chico y beber tres tragos cuando Sheng Yize empujó una docena de botellas en su dirección.
—¿Te vas a castigar a ti mismo? Adelante —el chico lloró por dentro con el tono frío de Sheng Yize.
Ninguno de los otros se atrevió a desafiarlo a estas alturas y todos se hicieron los muertos. El chico puso una cara desanimada. Después de tanto alcohol, probablemente despertaría en un hospital.
—Chicos... después llamen al 120 por mí...
Los otros asintieron con seriedad, indicando que juntarían sus restos.