—¿Reservar en bloque es muy caro? —An Xiaxia tenía pensamientos bastante peculiares y sonó como una pequeña tacaña cuando preguntó—. ¿Cuántos estofados de cerdo y costillitas agridulces se pueden comprar con todo ese dinero...?
Sheng Yize: «... Tener una novia glotona en serio es... cómo debería decirlo...»
—No, no lo es. Uno de mis amigos es dueño de este parque de diversiones y me dio un descuento del 50% —la embaucó sin siquiera pestañear—. Ven. Te mostraré el lugar.
Ella calculó el número con ambas manos. ¿50% de descuento? Eso debe ser mucho estofado de cerdo…
¡Yupi! Correteó por el parque. La última vez estaban tan apurados que solo montaron la rueda de la fortuna. Hoy, Sheng Yize pudo llevarla a todo tipo de juegos y ella sonrió todo el tiempo. Después de cada juego, el personal le daba un prendedor con una letra distinta.
—¿Para qué es esto? —preguntó con curiosidad.