—¡Mierda! —Qi Yanxi se estremeció y luego preguntó con sospecha—. ¿Qué escuchaste?
—Je, adivina —Sheng Yize sonrió con superioridad. Qi Yanxi preguntó tímidamente:
—No escuchaste nada, ¿cierto? Acabas de llegar, ¿o no? Ja, ja... Vaya, ja, ja...
Seguía riendo avergonzadamente y Sheng Yize rio con él. Qi Yanxi soltó un suspiro de alivio, pensando que no lo había escuchado.
Sin embargo, él seguía sonriendo cuando dijo:
—Te escuché —el rostro de Qi Yanxi palideció y él agregó pausadamente—. Todo.
Qi Yanxi: ...
¿Era muy tarde para suicidarse ahora?
An Xiaxia se movió con sus voces. Sus pestañas se agitaron y despertó.
—Xiaxia —Qi Yanxi se apresuró a su lado, tomó su mano y dijo con una voz llorona—, ¡por fin despertaste! No tienes idea de cómo se siente estar sin ti. Es como... Em, comer pollo frito sin Coca Cola y huevos fritos sin tomate...
¿Qué clase de metáforas pésimas eran esas...? An Xiaxia quedó perpleja.