—Ah. ¿Qué ocurre? —no podía sentir más indiferencia con la noticia.
—¿Qué clase de actitud es esa? —el Sr. Song estaba furioso—. Mi hija se va a suicidar y tú...
—¿Qué clase de actitud cree que debería tener? —Sheng Yize pensó que su pregunta era increíble.
A Song Qingchen no le importaba nada más que su propio pellejo e indudablemente estaba planeando algo con este repentino intento de suicidio. ¿Acaso pensaba que era estúpido?
—¡Bastardo! —el Sr. Song lo insultó en voz baja. Le brotaron lágrimas de los ojos mientras suplicaba—. Songsong... ¡No! ¡Baja! ¡Por favor!
Sheng Yize podía escuchar un barullo de ruido al otro lado y frotó sus sienes.
—¿Qué pasó? —preguntó An Xiaxia cautelosamente.
—Song Qingchen está amenazando con suicidarse... —bajó la voz—, saltando al río...
—¿Qué? —abrió los ojos de par en par.